◽️Capítulo 8 : 2054◽️

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Perdón por el spam, pero, si has llegado hasta este punto de la novela, es porque de verdad te gusta. Por favor, sígueme, para que estés atento a nuevos capítulos...

Sin más dilación... 

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Capítulo VIII

Año 2054
«En algún lugar de Sevilla»

Un chorro de agua fría lo despertó. A Raúl le dolía la mandíbula, las costillas, los brazos, estaba acabado. Sentía un dolor infernal en su hombro derecho y en la cabeza. Cuando lo habían arrestado, le dieron una buena paliza, toda la noche. Había un hombre frente a él, tenía una gran cicatriz en la cara; era Grieta.

—Serás... hijo de puta —apenas pudo decir Raúl, le dolía mucho la cabeza, veía todo nublado.

—Cállate, imbécil —le pegó muy duro a Raúl.

Raúl se desmayó, no aguantó el golpe.

«No sabía dónde estaba, lo veía todo claro ahora. Veía el cielo, las estrellas, la luna. Estaba acostado en una pradera, junto a una chica; era Vero.

—Necesito que... —la chica lo miró a los ojos—, salves a Francisco, por favor. No me salves a mí —la chica derramó una lágrima de tristeza.

—¿Estás segura? —preguntó Raúl, no se lo podía creer.

—Sí, es lo mejor... —la chica lo abrazó—. Has sido un buen amigo, Raúl.

—Gracias —Raúl también derramó una lágrima.

Los dos se quedaron mirando la luna, estaba llena, en su máximo apogeo, era hermosa.»

Otro chorro frío de agua lo levantó del sueño. Maldijo entre dientes y abrió los ojos.

—¿Qué quieres de mí, traidor? —preguntó Raúl, tenía mucha rabia en su voz.

Grieta lo abofeteó.

—Aquí... el de las preguntas, soy yo —dijo Grieta, su voz era grave.

Raúl no contestó, estaba demasiado mareado para hacerlo. La cabeza le daba vueltas, veía todo borroso y sus recuerdos estaban confusos. No recordaba con claridad lo último que había pasado.

—¿Dónde está? —preguntó Grieta, se había sentado en una silla frente a Raúl.

—¿De qué hablas? —Raúl vio venir el golpe. Esta vez un poco más fuerte que el anterior.

—Francisco... ¿dónde está? —Grieta, estaba impaciente, molesto.

—No lo sé... —fue lo único que logró decir Raúl, otro golpe fuerte se proyectó hacia su cara y quedó inconsciente.

Volvió a abrir los ojos, veía todo borroso. Estaba solo en la oscura habitación, iluminada por una pequeña bombilla en la entrada. Raúl estaba encadenado de pies a cabeza, no había posibilidad alguna de moverse.

Afuera se escuchaban ruidos, gritos, explosiones. Raúl alzó la cabeza, buscando algo que lo ayudara a escapar. No había nada, estaba la habitación completamente vacía, se habían asegurado de eso.

Tenía la mente en blanco, agobiada y triste por la muerte de su amigo. Pensaba en Francisco, su único amigo vivo, o eso él piensa. Él estaba decidido a no hablar sobre el paradero de Francisco, daría su vida si fuera necesario, pero nunca hablaría.

Un fuerte ruido interrumpe el silencio de la habitación. Escombros y una nube densa de polvo, se esparce por toda la habitación. Raúl toce un poco, le había entrado polvo en la boca y en la nariz.

The Glass Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora