Capítulo 12: La confesión.

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Ya no era una, sino dos veces que lloraba por Marcos, sintiéndome insuficiente y culpable de su falta de atención. ¿En qué momento aquel chico dulce del cual me enamoré cambió tanto y se alejó de mi?. Hoy no tengo deseos de pararme de la cama, estoy tan desgastada sentimentalmente que no tengo fuerzas para salir a la calle, ¿cómo una persona puede hacerte sentir tan mal?, ¿cómo puede hacer que se te quiten los deseos de todo?, aún no sé responder esas preguntas, sólo sé que Marcos últimamente no era la persona de la cual me había enamorado y estaba actuando como un completo extraño. Sin querer que nadie me moleste, apago mi celular y lo dejo en la mesa de noche, me tapo la cabeza con las sábanas decidida a dormir pero en ese momento mi madre entra al cuarto.

—Hija, ¿te sucede algo?, vine a verte porque me extrañó que no bajaras a desayunar.
—No mami, está todo bien, solamente estoy cansada.
—Val, sé que te pasa algo, soy tu madre, conmigo puedes hablar de lo que sea hija, siempre voy a estar para ti.
—Mami.— hago una pausa— ya te dije que estoy bien, no tienes de qué preocuparte.
—Está bien mi amor, cuando quieras hablar conmigo y contarme qué sucede sólo llámame.

Tras mi madre cerrar la puerta, dejo escapar una lágrima de mis ojos, se me arruga el corazón, no me gusta mentirle a mi madre pero lo hago para que no se preocupe, sé que ella se da cuenta de que no estoy bien, en algún momento hablaré con ella acerca del tema, pero no ahora. Sigo debajo de las sábanas tratando de conciliar el sueño, pero me es imposible, mi cabeza aún sigue dando vueltas y pensando en Marcos, ¿cómo es que sigo pensando en él después de que me dejó plantada el día de San Valentín?, ¿acaso seré masoquista?.
De repente mi madre vuelve a entrar en la habitación.

—Hija alguien quiere hablar contigo por teléfono.
—Mamá no tengo ganas de hablar con nadie, si es Estefany dile que mañana la llamo, que hoy no estoy de humor.
—No, no es Estefany, es un muchacho, un tal Marcos.

En ese momento mi corazón se detiene al escuchar su nombre, después de dejarme plantada anoche ¿cómo tiene el descaro de llamárme?. Por un momento me quedo en la cama pensando con rabia si debería hablar con él o no, entonces reacciono y me doy cuenta de que tengo que hablar con él, necesito una explicación del porqué me dejó plantada anoche.

Bajo las escaleras con los ojos llenos de rabia, trato de calmarme porque sé que mi madre está detrás pero me es imposible, estoy tan molesta que no sé qué sería capaz de hacer.

—¿Qué quieres?.
—Primero que nada quiero que me perdones por ser un completo idiota. No me imagino cómo te debes de sentir ahora por mi culpa, y sé que no tengo justificación pero...
—Marcos, solamente dame una razón entendible  por la cuál no pudiste haber venido anoche, no quiero rodeos, solamente la verdad.
—Valeria, yo.— se detiene por unos segundos.

Cuando estoy a punto de colgarle la llamada porque siento que no está siendo claro conmigo, escucho como rompe a llorar.

—Marcos ¿estás bien?, ¿qué sucede contigo?.
—Valeria, no, no estoy bien, por favor ¿crees que nos podamos encontrar en las gradas del estadio?, prometo explicártelo todo pero quiero que sea cara a cara.
—Está bien, dame 30 minutos y ahí estaré.
—Prometo que esta vez no te dejaré plantada.

Tras colgar el teléfono vuelven a mi la desesperación y los nervios, ¿qué será lo que me tiene que decir Marcos?. Entro a mi cuarto para vestirme, recojo mi pelo en una coleta alta, tomo mi teléfono y salgo camino a encontrarme con Marcos, al bajar las escaleras mi madre me mira, le digo que si Estefany me llama que le diga que estoy resolviendo algo, ella asiente y salgo rumbo a las gradas.

Al llegar, puedo ver a Marcos, lo noto inquieto, ¿tanto le afecta lo que está pasando?. Cuando estoy un poco más cerca de él, simplemente me toma de la mano y me da un fuerte abrazo, yo me quedo sin habla, sin poder moverme, no entiendo lo que está pasando aquí, pero me quedo por unos segundos más entre sus brazos, él se separa un poco de mi, lo noto destrozado, sus ojos cafés están apagados y no sé qué decir, ni siquiera sé qué hacer.

—Valeria.— dice entre lágrimas.— lo siento mucho de verdad, no era mi intención dejarte plantada esa noche.
—Marcos yo..
—No me interrumpas por favor, solamente quiero contarte lo qué pasó, resulta ser que mi abuelo se encontraba en un estado delicado de salud, el día que te mandé aquel mensaje cortante fue cuando me enteré que mi abuelo tenía un estado de cáncer de pulmones muy avanzado. Tratamos de hacer todo lo posible para que se salvara pero lastimosamente ayer falleció.

Al escuchar esa palabra siento como se quiebra todo dentro de mi, no soy capaz de decirle ni de reprocharle nada, no me imagino por el dolor tan grande que estaba pasando, ¿por qué no me contó nada de esto antes? Simplemente lo abrazo.

—Todo está bien Marcos, siento mucho por todo lo que estás pasando, recuerda siempre que puedes contar conmigo para lo que sea.

No sé cuánto tiempo estamos así, en silencio y abrazados. De repente una llamada a su celular hace que reaccionemos, él enseguida se separa de mi y se aleja para contestar la llamada, eso me extraña un poco pero de seguro es algo importante que no quiere que yo escuche. Tras colgar la llamada él se dirige a mi un poco nervioso y me dice que se tiene que ir que debe hacer algo, yo un poco extrañada por su reacción tras la llamada solo asiento con mi cabeza y me voy directo a mi casa.

Esa noche no puedo dejar de pensar en Marcos, estoy segura de qué hay algo que no me ha contado aún. Sigo dándole vueltas al asunto y por más que intento no tengo la certeza de qué es, pero estoy segura de que pronto lo averiguaré.

Mi primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora