ʙʀɪᴀɴɴᴀ ᴍɪʟʟᴇʀs.
Es una jodida mierda andar mudándose e ir de país en país, la estabilidad no entraba en ninguno de los conceptos de mi familia. Mis padres son cariñosos y atentos pero se aplican mas a su trabajo que a mantener un hogar estable, a veces llegaba a odiarlos por hacerme esto.
Richard Millers, mi padre, un arquitecto sumamente reconocido y entregado a su trabajo, recibió una increíble oferta de una empresa surcoreana; de la cual ni recuerdo el nombre, pero solo eso sirvió para que abandonáramos la vida que teníamos en New York luego de dos años.
Hace pocos días llegamos y empezaba en mi nueva escuela. Una de mis suertes es que me gusta estudiar, aprendí varios idiomas, entre esos está el coreano. Me servirá de mucho ahora que viviremos aquí.
Estoy atravezando la puertas de la entrada, muchos estudiantes se mueven por el corredor con alegría y júbilo al volver a clases y estar con sus amigos. Ahora debo iniciar de cero mi vida social, una vez más.
Doy con la dirección y entro a esta luego de tocar la puerta y recibir el permiso requerido. Un hombre, de unos cuarenta años se halla tras una mesa llena de expedientes y con una taza humeante de café. Este se acomoda sus lentes y me indica con un gesto de su mano que me siente.
—Usted debe ser la señorita, Millers — habla con voz enronquecida y un leve aroma a tabaco se cuela en mis fosas nasales.
— Sí, señor...
— Park, señor Park. Un gusto tener a una alumna con tan buenas notas, mi nombre es Park JiHo— se presenta formalmente.
Mirándolo de cerca se ve muy atractivo, enfundado en ese traje entallado al cuerpo, sus manos grandes y venosas entrelazadas entre sí y esa mirada felina me ha dejado en la nubes, vuelvo a la realidad cuando escucho que me habla.
— Gracias, señor Park, Brianna Millers, para servirle — respondo a su saludo— . Espero acoplarme bien a la escuela, soy un poco nueva y aún se me dificulta escribir en coreano pero voy a esforzarme al máximo.
—No se preocupe, señorita, hablaré con los profesores para que la ayuden en ese aspecto.
Me extiende una hoja blanca, la cual debe ser mi horario y la leo con detenimiento.
— Esta son las clases que te correspoden y el salón que se te asignó. Acompáñame, te llevaré a este.
Me levanto y acomodo mi falda escolar, el señor Park me abre la puerta y le sigo de cerca. Al recorre un par de aulas y doblar a la derecha llegamos a un salón cuyo letrero indica C-3.
Hay otro profesor justo en la entrada y nos detenemos al frente de él.
— Señorita Miller, su profesor encargado en impartir Matemáticas.— el nombrado hace una reverencia.
— Min YeonShul, encantado. El director no paraba de hablar de usted cuando llegó su solicitud a la escuela, espero ansioso comprobar sus dotes para el estudio.
— No lo despecionaré, profesor Min — contesto.
Respiro todo el aire contenido, aún están vigentes en mi los nervios. No tengo noción de lo que sucederá una vez esté frente las miradas de esos estudiantes o si me juzgarán según mi apariencia.
Siempre he sentido el mismo miedo e inseguridad de no encajar entre mis compañeros, de no ser lo suficiente para ser aceptada por ellos o de no saber relacionarme en una cultura completamente ajena a lo que conozco.
Entro al aula siguiendo los pasos del maestro Min e innumerables pares de ojos me reciben.
— Atención, alumnos, una nueva estudiante se nos une— dice el profesor Min y mi nerviosismo aumenta al ser el centro de atención—. Denle una acogedora bienvenida.
Respiro profundo para que mi voz no se quiebre una vez hable.
— Un gusto, soy Brianna Millers, vengo de New York, espero puedan cuidar de mi— y con una leve reverencia termina mi presentación, un suspiro de alivio al haberme sentido segura y firme en mis palabras, al menos el temor no se notó en mi tono.
Mis ojos se encuentran con una mirada reparadora e intimidante al final del aula, se trata de un chico de un cabello rubio, ojos marrones y labios sumamente carnosos.
Los labios más lindos que he visto y por alguna razón deseo besar.>>pienso para mi pero rápido alejo esos pensamientos absurdos, no tengo tiempo para perderlo en semejante idiotez como un chico y tengo menos posibilidades de que se fije en mi, así que mejor me mantengo al margen.
El profesor Min me indica que me siente y aun percibo esa mirada en todo mi cuerpo, cuando llego a mi mesa noto que es justo delante de ese chico guapo y al lado de este se halla otro joven pelinegro y con un pircieng en la ceja, su cabello es negro y casi le cubre los ojos de lo largo que lo tiene, su aura es más oscura y peligrosa pero no por eso el rubio es menos intimidante, siento que igual hay algo de maldad en sus ojos al mirarme, o tal vez es deseo. No sé, pero estoy segura que estaré a salvo si me mantengo alejada de ambos.
Son demasiado atractivos y ni en un millón de años les gustaría alguien como yo.
La primera imagen que tuve de ellos fue atrayente, se asemejan a esos protagonistas de las historias que leo en Wattpad, los típicos chicos malos, mujeriegos que terminan enamorándose de la chica tímida o la nueva pero estoy consiente que esta es la vida real y que es mejor tener los pies en la tierra para no sufrir una desilusión.
En ese momento no tenía idea que ellos serían el inicio de un juego peligroso que me llevaría directo a mi perdición.
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I'm here, yess... luego de casi 8456272 años les traigo el segundo cap de esta historia, espero a partir de ya ser mas constante con las actualizaciones.
Espero les guste el cap de hoy y que me pierdan acompañar en todo el trayecto de esta loca historia.
No olviden votar y comentar, me ayudarían mucho si lo hicieran.
Si el cap llega a los 10 votos y 15 comentarios les subo el próximo, así sabré si les está gustando la historia.
¡¡Gracias por leer!!
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ᴘʟᴀʏɪɴɢ wɪᴛн ғɪʀᴇ ➪ᴘᴊᴍ; ᴊᴊᴋ
Fanfiction─ Park JiMin, un chico que con su actitud coqueta y sensualidad desbordante tenía a todas las chicas bajo sus pies. No había fémina que se resistiera a sus encantos hasta que conoció a la chica que cambiaría eso. Brianna Millers, una nueva estudiant...