Parte 10

12 0 0
                                    

Cuando al fin llegó a la grieta, se tomó unos minutos para descasar, antes de analizar completamente la situación. Se dio cuenta que el dragón ahora estaba situado frente a la grieta observándola, igual, tratando de descubrir cuál será su próximo movimiento.

 Filomena estaba atrapada, no sabía que hacer, pensó en su padre ,y en la decepción de hija que tenía, luego pensó en el mesero, que la había advertido de los peligros de la misión; y si tenía razón y si no sirvo para esto y solo soy una simple princesa con caprichos de conocer mundo, -pensó Filomena para sí misma- , y si no vuelvo a casa, y si me come el dragón, y si muero; Filomena empezó a pensar que se volvería loca pensando en todo lo que la podía pasar si se quedaba en la gruta, si salía donde se encontraba el dragón... , pero recordó que ella era fuerte y que podía con esto, que había sido ella la que huyó de palacio esquivando a todos los guardias, que había sido ella la que cabalgó durante días para llegar hasta aquí, que había sido ella la que escaló las montañas, atravesó ríos y bosques, y resolvió los acertijos del duende para llegar hasta el dragón, y no se echaría atrás, si moría, lo haría con dignidad habiendo luchado contra cual increíble bestia; claramente no tiraría la toalla estando tan cerca de su objetivo. 

Entonces Filomena cerró los ojos, respiró hondo y en un acto de valentía salió de la gruta desenfundando su espada frente al dragón, retándole. 

El dragón entendió el gesto de la chica, pero en vez de atacarla y/o asustarla simplemente se quedó esperando el golpe.

La princesa y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora