Lasaña

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Cuando Regina abrió los ojos, tardó unos segundos antes de darse cuenta del sitio en el que se encontraba. Después se enderezó, y se estiró ante de levantarse. Eran casi las nueve de la mañana, hacía mucho tiempo que no se concedía levantarse tan tarde. Tomó una ducha rápida y se vistió para después bajar, pero no encontró a nadie en el salón ni en la cocina. Hurgó en la nevera, pero finalmente cogió una manzana que comenzó a mordisquear mientras vagabundeaba por la casa.

Enseguida un ruido afuera llamó su atención. Salió por la enorme puerta de cristal que daba al jardín cuidado con mimo. Se guió por el sonido de los caballos y la voz de una mujer que parecía llamarlos con silbidos.

Caminó unos cien metros antes de encontrarse ante lo que parecían los establos. Entró y de repente el olor a heno y a caballo invadió sus fosas nasales. Esbozó una mueca, pero, sin embargo no sintió asco. Caminó, de box en box, en algunos de ellos había nombres grabados. Se inclinó en uno de ellos y vio un pequeño caballo, ciertamente un shetland, negro y blanco. Sonrió, parecía un pony para un niño.

Continuó su camino y llegó al otro lado de los establos para llegar a un cercado circular al aire libre en el que un magnífico semental negro galopaba. Y su mirada se desvió de repente hacia una silueta que sujetaba una correa unida al animal.

Regina fijó su atención en Emma, con un top blanco, los hombros y los brazos desnudos, mostrando sus marcados músculos, señal de que la joven rubia era atlética. Sus cabellos recogidos en una alta cola de caballo, y unos vaqueros indecentemente apretados que Regina se preguntaba cómo hacía para meterse en ellos. Y como toda cowgirl que se respetara, llevaba sus botas marrón, cubiertas de polvo y de barro.

No se dio cuenta pero su presencia fue advertida por Emma que le sonrió.

˗¡Hey... Hola!

Regina se sorprendió, pero le sonrió haciendo una tímida señal con la mano.

˗Hola...˗ se acercó al cercado y se apoyó en él ˗Es magnífico

˗Sí, tiene un fuerte carácter˗ sonrió Emma ˗Tiene que ser domado antes de poder trabajar

˗¿Trabajar?

˗Sí...Disculpe, tengo que...

˗Oh, claro

Ella se apartó y Emma abrió la pesada barrera para conducir al semental a los establos. Regina la siguió y admiró la destreza con que manejaba a esa inmensa bestia en su box.

˗Hey...Calma...

˗¿Es salvaje?

˗Rehabilito animales retirados, abandonados y maltratados...Todos aquellos que pueden servir para una mejor causa, yo los cojo.

˗Bien...Debe tener un gran palmarés de animales

˗Algunos encuentran un hogar, los otros se quedan aquí para acabar agradablemente sus días.

˗¿Solo tiene caballos?

˗Oh no, tenemos una pequeña granja con cabras, gallinas, burros...También tengo tres perros, dos gatos...Tenía peces rojos, pero murieron...Es como con las plantas, no logró mantenerlos.

˗Ya veo...˗sonrió Regina

Admiró los movimientos gráciles de Emma mientras se ocupaba en el cepillado del caballo. Sí, era admiradora de su destreza y habilidad manejando ese caballo.

˗¿Usted...Ya ha montado?

˗¿Hm?˗ Regina salió de sus pensamientos

˗¿Ya ha montado a caballo?

Rodeo LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora