El rubio se encontraba mutilando una goma en su escritorio bajo la atenta mirada de Zhongli.
-hey, ¿Cómo crees que estén esos dos?
Le preguntó sin dejar de mutilar los trocitos de goma.
-pues, es muy probable que ya hayan descubierto la verdad.
Suspiró y botó los trocitos del cadáver a la basura.
-te apuesto 10000 moras a que no.
-sabes que si pierdo no tengo como pagarte...
-no necesariamente debes pagar en mora...
- ¿Qué insinúas?
Se dedicaron una sonrisa con fingida inocencia.
- ¿Yo? Nada.
Se miraron a los ojos por unos segundos antes de hablar al mismo tiempo.
-trato hecho.
El pelirrojo se encontraba sentado en su escritorio, sosteniendo con duda su teléfono y con una bolsa de hielo en su ojo.
Agradecía internamente que el moreno hubiera decidido no contactarlo, no se imaginaba como hubiera reaccionado su padre ante eso.
Sin embargo, ahora quería hablar un poco más con él, había quedado con una sensación de poco, y también necesitaba profundizar su caso, agendar otra cita, y ver qué tal se desarrollaban las cosas, pero dudaba de enviarle algo.
Se armó un poco más de valor y decidió enviarle un mensaje.
Diluc:
Hola.
Había sido algo simple, pero no quería detenerse a pensar mucho en eso, se encontraba lo suficientemente nervioso al respecto, y peor aún, confundido respecto a esa sensación.
Pero para su sorpresa, no pasaron ni 5 minutos antes de que pudiera obtener una respuesta del otro.
Kaeya:
Diluc?
Diluc:
El mismísimo.
Dejó su teléfono de lado por un rato, mientras seguía investigando unas cuantas cosas del otro.
Era sorprendente la cantidad de información que podía conseguir de forma legal.
Quería dejar su teléfono y centrarse en su trabajo, pero el sonido de los mensajes sin leer resonó en su conciencia hasta que decidió responder, logrando sostener una conversación fluida con el otro, donde hablaban sobre todo y nada, y dónde sentía como se podía volver adicto a esas notificaciones y mensajes sin siquiera saber por qué, abandonando su trabajo por periodos de tiempo más largos de lo que hubiera querido.
Dejó el teléfono sobre su escritorio luego de un tiempo interminable y se estiró, tratando de olvidar esa sensación extraña que le producía todo esto, y por sobre todo, sin siquiera saber por qué comenzaba a sentir todo eso.
Su "primera cita" no había sido nada fuera de lo común más allá de la extensa charla que sostuvieron, incluso aunque fueran detalles superficiales.
Aún seguía también sintiendo la curiosidad de por qué había recibido un encargo tan extraño como ese, porque no podía ser tan simple, algo no le calzaba, tanto en el encargo como en el moreno.
Había que ser un ciego para no ver que el moreno era no solo un forastero extraño, sino que también un mar de misterios.
Le dio unas cuantas vueltas más al asunto, comenzando a sentir un leve dolor de cabeza, y sosteniendo un poco más fuerte el hielo contra su ojo, medio adormecido y medio adolorido, se levantó de su escritorio y se recostó en su cama, esperando un último mensaje del moreno.
Mientras que Kaeya no lo tenía tan fácil para poder hablar con el otro, no sin tener encima la constante mirada de su prometida, cuestionando como su teléfono parecía importarle muchísimo más que ella.
Pero cualquier cosa sería una salvación para él mientras pudiera evadir su realidad, ya fuera su teléfono, el pelirrojo, o ambos.
Se había mostrado aburrido por fuera, por no levantar sospechas, pero en su interior era una cosa completamente diferente.
Si alguien tuviera una ventana a su cabeza, lo verían chillando de emoción como una ardilla agonizante o un pollo de plástico.
Con esa imagen mental, se puede decir que por dentro el moreno estaba más que emocionado, después de todo, él sabía lo que quería, o eso creía, pero se contentaba con la atención por parte del pelirrojo.
Juntos eran como imanes de polos opuestos, atrayéndose inevitablemente por la inercia.
El moreno finalmente subió la vista de su teléfono cuando vio a su prometida desaparecer para ir al baño, levantándose de dónde estaba y huyendo del lugar sin dejar rastro, dirigiéndose al bosque donde había ocultado aquella libreta con una idea en mente.
Sonrío cuando estuvo lo suficientemente oculto y abrió la conversación para luego escribir.
Kaeya:
¿Quieres hacer llamada?
Honestamente, no tenía mucha fe de obtener una respuesta positiva de el pelirrojo, pero no perdía mucho en intentar, le gustaba ese riesgo.
Grande fue su sorpresa cuando la notificación de llamada entrante apareció en su pantalla, sin siquiera responderle antes ni nada.
Era el pelirrojo, su pelirrojo, llamándolo, no una persona diciéndole que se cambie a movistar ni nada, solo él.
Se tardó unos segundos en contestar, pero lo hizo, incluso creando en el cierta emoción, como si fuera tan solo un niño.
-hola.
-hola -respondió simplemente, aunque su emoción se dibujaba parcialmente.
- ¿De que querías hablar?
Lo pensó unos segundos antes de responder, pensando en la mejor de las opiniones.
-solo quería escuchar tu voz.
Luego de eso hubo un silencio, ni cómodo ni incómodo, solo silencio.
-hey, si te dije eso era para que me respondieras, un insulto, aunque sea, no para que no hables, ¿Estás bien?
-solo tengo un ojo hinchado, pero estoy bien, me tomó por sorpresa.
Un extraño sentimiento de genuina preocupación se apoderó de él.
- ¿Ojo hinchado?
-estoy acostumbrado, no es la gran cosa.
-pero no deberías.
Eso último lo dijo un poco más bajo que normalmente, seguido de otro silencio.
- ¿estás libre mañana?
-creo que sí.
-podríamos ir a beber
-no bebo, lo siento
Cerró los ojos pensando un poco más, esforzándose realmente.
- ¿Y qué tal un picnic?
Tuvo la ligera sensación de que el otro esbozaba una sonrisa al otro lado de la línea.
-me parece bien, te llevaré algo de vino.
Y luego simplemente colgó, dejando al moreno ligeramente enternecido por el gesto, un acuerdo mutuo dando en las preferencias de ambos.
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Juego de Seducción - Kaeluc
FanfictionLo que empezaría como una idea estúpida de un par de amigos borrachos, se puede convertir en el mejor romance de alguien. ¿Qué pasaría si alguien contrata dos investigadores privados para investigarse el uno al otro?