Prologo: dos borrachos piensan mejor que uno

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Era una noche tranquila en la ciudad, había sido un muy largo tiempo de tranquilidad y la gente como cada viernes se dirigía a una taberna popular en la ciudad, todos bebiendo, bastante alegres con sus vidas.

Todos a excepción de dos jóvenes.

- no crees que estos últimos meses han sido algo... ¿aburridos?

El pelinegro miró con curiosidad al rubio frente a él.

-depende de lo que consideres aburrido.

El contrario suspiró frustrado.

-vamos Zhongli, incluso tú te podrías dar cuenta de que no ha pasado nada interesante en nuestras patéticas vidas.

El mayor miró al otro negando.

-parece que has bebido demasiado, aunque no puedo negar que tienes razón -dijo mientras tomaba un sorbo de vino.

-tu no estas mucho mejor.

Siguieron bebiendo unas cuantas copas hasta que Childe exclamó, un poco más ebrio que antes, pero no menos decidido.

-se me acaba de ocurrir una idea.

Giro su cabeza hacia el pelinegro, con los ojos brillando y una sonrisa traviesa, mientras que el otro lo miraba con preocupación, sabiendo cómo funcionaban las neuronas del otro en ese estado.

-si es algo ilegal, debo decirte que no de antemano -advirtió.

-no es nada ilegal, creo...

- ¿Qué es?

-va a sonar algo estúpido, pero... -dijo titubeando.

-si te sigues alargando te diré que no directamente.

-bueno, estaba pensando en que pasaría si dos investigadores privados se investigaran mutuamente sin saber que el otro lo está investigando.

-...

- ¿Zhongli...?

-nunca pensé que diría esto, pero a pesar de sonar estúpido, creo que quiero intentarlo.

El menor lo miró con ilusión.

- ¿en serio?

-no, deberías dejar de pasar tanto tiempo en internet.

-pero...

-era broma, ¿Cómo lo hacemos?

Childe sonrió de forma victoriosa antes de proceder a explicarle su plan, el cual le tomó poco más de media hora en explicar y desarrollar, habían quedado el lunes para proceder con su brillante idea, donde Zhongli hablaría con un sujeto reservado y pelirrojo que encontró como recomendación de unas personas ahí en la taberna, mientras que Childe hablaría con un sujeto algo excéntrico que era de alguna ciudad próxima, sin esperar que este pequeño experimento fuera una de las mejores cosas que les pudo haber pasado a estos investigadores en sus vidas.

Juego de Seducción - KaelucDonde viven las historias. Descúbrelo ahora