Capitulo 4: Momentos de Tranquilidad

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Sasuke a pesar de cuidar a su hijo, también tenia que estar al pendiente con la misión de Kaguya, en busca de diferentes pistas. Y también tenia que ir él a la aldea para informarle a Naruto en primera persona sobre lo que había descubierto, y no podía llevar a Menma por obvias razones.

Lo solía llevar a la casa de la chica que lo había hospedado cuando el pequeño Uzumaki era un bebe. Menma al principio cuando le decía que tenía que irse y lo iba a dejar con Mariko siempre le preguntaba:

—¿Por que no puedo ir contigo? Siempre me llevas a todos lado ¿Por que esta vez es diferente?—Se cruzo de haciendo un puchero, que ha vista de muchos le parecería adorable. Y él Uchiha mayor no era la excepción— ¿Por que no me dejas ir contigo esta vez?

Sasuke no le respondió, solamente siguió caminando. No era el momento para decirle aquello, aun era un niño.

El camino siguió plagado de silencio, ninguno se dirigía la palabra. La tarde parecía terminar pronto cuando llegaron a la casa de la tan esperada chica. Tocaron la puerta un par de veces ante de ser recibido por Mariko.

—¿Sasuke-san? ¿Menma-chan?—Pregunto la castaña.

—Hola, Mariko-san—Saludo de mala gana.

—Tengo algo que hacer ¿Podrías cuidar a Menma?—Aunque pareciera una pregunta, no lo era. Y Mariko lo sabía.

—Claro, siempre será un placer cuidar a Menma-chan—Una dulce sonrisa se formo en sus labios—¿Verdad que te gusta estar mucho conmigo?—Se agacho a la altura del menor y comenzó a pellizcarle las mejillas.

A Menma nunca le disgusto que lo trataran como un niño, en realidad era algo que en verdad le encantaba. Pero algo que odiaba con toda su alma era que le pellizcaran sus mejillas, lo odiaba en serio ¿Qué manía tenía la gente de pellizcarle los cachetes a uno? Pero como era un buen niño, tenía que quedarse quietito mientras los demás abusaban de sus pobres mejillas.

—Gracias, Mariko.

—Pero Sasuke-san ¿No te gustaría pasar por lo menos un ratito?—Le pregunto con una sonrisa levantándose a altura del mayor.

—No tengo tiempo—Respondió de manera gélida. La fémina suspiro derrotada ¿Qué se le podía hacer? Sasuke se puso a la altura de su hijo, que aun parecía un tanto molesto—Menma, pórtate bien, no causes muchos problemas—Eso era algo que le solía decir cuando lo dejaba con la castaña.

—Si, papá.

—Mariko, cuídalo bien—Pidió viendo a la mujer.

—Tu tranquilo, Sasuke-san. Tu sabes que lo protegerle aunque me cueste la vida—Le dedico una sonrisa.

Luego se despidieron, y el Uchiha mayor finalmente a dirección a Konoha. Mariko y Menma entraron al hogar de la primera nombrada, era una casa acogedora y pequeña, algo anticuada pero bastante linda.

—Y Menma-chan ¿Que quieres comer?—Le pregunto al menor.

—Mmm—Comenzó a pensar en diferentes platos, desde salados hasta dulces—¡Galletas!—Los dulces eran sus favoritos por excelencia.

—¿Y sabes que combina con las galletas?

—¡La leche!

—Exactamente—Afirmo—. Y justo el Sr. Yamamoto me dio algo de leche esta mañana—En los ojos de niño se le podía ver la emoción, Mariko tenia una muy buena mano para la cocina, en especial para los postres. Y obviamente él iba aprovecharse de eso.

Ambos fueron a la cocina para comenzar a cocinar las mencionadas galletas, aunque en realidad solo la castaña cocinaba, y el menor se encargaba de darles las cosas que ella le pedía. Pero que la estaba ayudando, la estaba ayudando.

Esos momentos de calidad y tranquilidad era los que más le gustaba a Menma, el estar en una casa tan acogedora con el olor de galletas en el aire, sin tener que temer por su vida. Amaba esa sensación de tranquilidad que le daba estar ahí, con Mariko. Tal vez si algo le llegaba a pasar a su padre podría quedarse a vivir junto a la castaña. Sacudió su cabeza tratando de sacar esos pensamientos de su cabeza, no quería ponerse emocional al frente de ella. Lo mejor era simplemente pensar en las galletas que se estaban haciendo el horno.

Tal vez lo único que faltaba era su padre, tener esos mementos de calma con su padre era lo que más anhelaba. Quería que fueran una familia 'normal', eso era lo único que deseaba...

MenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora