Capitulo 6: Asesinato.

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Sus respiración era pausada, tratando de tomar el mayor aire posible. En toda la oscura habitación lo único que se podía oír era la ruidosa respiración del de cabellera negra. En su mano estaba el ya ensangrentado kunai. Su cuerpo estaba cansando, a pesar de que esa pelea no era nada en comparación a los entrenamientos en donde peleaba con su padre, sentía que de alguna manera había gastado mucho chakra.

Veía con desagrado dos de los tres cuerpos que yacían muertos en el frió piso de madera. Para su sorpresa no sentía ningún tipo de remordimiento ante lo que había hecho minutos atrás, y eso era lo que más lo confundía. Había cometido algo malo, había asesinado a alguien y no sentía ningún tipo de remordimiento pero tampoco sentía satisfacción. Tal vez el desprecio que tenia contra ellos no le dejaban sentir culpa alguna por el momento, o eso esperaba. Pero eso solo causo que una pregunta se entrometiera en su cabeza.

¿Como era capaz él, que según muchos era un niño dulce, amable y bueno podía matar a dos personas y no sentir, pero cuando pensaba en la muerte de su padre se ponía a llorar con tanta facilidad? Era algo que no lo entendía para nada. Sentía que debía llorar, sentirse culpable pero simplemente no pasaba, no lloraba ni se sentía culpable de nada.

Eso era algo que en verdad le extrañaba.

Sacudió su cabeza, no quería tener preguntas justo ahora estaba muy cansando para preguntas existenciales o algo parecido. Su cuerpo le pedía que acostara para descansar, o mínimamente sentarse. Y ademas sus brazos se sentían muy pesados, tal vez no debió apuñalarlo tantas veces. Se sentó en el piso y se recargo de la pared. Sentía que podía dormirse ahí mismo sin la necesidad de abrazar a Itachi. Sus parpados se sentían pesados y  sus ojos volvían a su normal color azul, dejando el fuerte color rojo atrás. 

Y finalmente cayo dormido.

[...]

Sasuke estaba llegando por fin al pueblo que tenía que cruza para llegar a la casa donde su hijo debía estar. Ese pueblo tan calmado y amigable ahora era un completo desastre. Todas las personas corrían aterradas y se podía ver como varias personas lloraban desconsoladamente.

"¿Que demonios esta pasando?"

Logro parar a una chica la cual tenía lagrimas en sus ojos.

—¿Que esta pasando?

—H-hubo... Unos b-bandido vinieron y se llevaron muchas cosas, algunas personas fueron heridas y otras...—La mujer comenzó a llorar desconsoladamente apoyándose en el Uchiha, el cual no le gustaba en lo absoluto que la mujer lo tratara como 'hombro para llorar'.

Aparto a la mujer y se dirigió a la casa de Mariko. Veía como había personas heridas siendo tratadas como podían, incluso podía ver como sacaba a personas muertas pero su mente solo estaba en una cosa, su hijo. En poco tiempo había llegado a esa casa, suspiro y acto seguido toco la puerta. Una, dos, tres veces. Nadie respondía. Los pensamientos negativos se apoderaron de su cabeza pero trato de alejarlos lo más posible, su hijo era fuerte para su edad y podía lidiar con unos bandidos de segunda pero aun así esta la posibilidad, la remota posibilidad que le hubiese pasado algo. Al no recibir ningún respuesta entro forzando la puerta, y la escena que se encontró era algo que sin duda alguna no se la esperaba.

Había tres cuerpos en el suelo ensangrentados, uno era de la mujer la cual conocía y los otros dos parecían ser de los bandidos. El piso de madera que la joven siempre se esmeraba que estuviese limpio ahora estaba cubierto de sangre. Aunque esa escena lo impactara tenía que encontrar a su hijo, y lo encontró. Acostado en el suelo babeando y durmiendo como un bebe, como si no le afectara en lo absoluto los cadáveres que estaban a su alrededor.

Sasuke se acerco tratando de no pisar a los difuntos, lo tomo de los hombros y lo movió ligeramente esperando que con eso se despertara. Los ojos del menor se abrieron dejando ver sus ojos azules y un bostezo salio de su boca.

—Hm ¿Papá?—Se estiro como de costumbre cada que se levantaba—Buenos días—Volvió a bostezar—Que bueno que volviste—Una sonrisa se formo en sus labios, los recuerdos de lo que había hecho aun no llegaban a su mente.

Su padre se sintió aliviado al verlo sonreír como siempre, su hijo esta bien y eso era lo único que le importaba. El menor vio a lo que había en el suelo y todos los recuerdos aparecieron en su mente de golpe.

Desvió la mirada, y se quedo mirando sus manos la cuales estaban llenas de sangre. En serio había matado a alguien. El ambiente era extremadamente callado, ninguno de los dos se atrevía a hablar.

Se quedaron hasta el entierro que tuvo Mariko, y Menma aun no se atrevía a hablar. Había recibido felicitaciones por haber matado a dos bandidos y este simplemente asentía con la cabeza a se agarraba de la capa negra de su padre, como si buscara protección de este.

—Papá—Por fin hablo. Ahora se encontraban en el medio de un bosque junto a una fogata—, creo que desperté el Sharingan...—Dijo viendo a su padre con esos ojos que mostraban el Sharingan.

MenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora