Capitulo 2

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El sonido de la alarma me despierta, y sólo significa una cosa, instituto; no se que ponerme, opto por unos vaqueros ajustados, una camiseta de tirantes negra, encima una rebeca larga de rayas grises y negras y unos zapatos con cuña negros, estoy cansada así que me decido por hacerme una trenza al lado, me cojo las gafas de pasta negra y me pongo un poco de rímel y brillo de labios.

Se escuchan los ronquidos de mi padre, desde la cocina, no se como mi madre los aguanta.
Cojo un bol y me echo cereales y leche antes de que me de cuenta ya se me esta haciendo tarde y no se como me voy a ir al instituto; corro escaleras arriba, abro la puerta de el cuarto de mis padres y les enciendo la luz.
-¡¿Qué haces Lissa!?-me grita mi padre
-Recuerdas, hoy tengo instituto y no se ni donde esta ni como ir.-el enseguida coje un trozo de papel y lápiz, enseguida empieza a escribir algo y me lo entrega junto a las llaves de su coche.
-Pero, papa no tengo carnet de conducir.-le dije casi a gritos
-Lissa es un pueblo, tienes 17 años y en las otras ciudades a veces conducías conmigo las pocas veces que estábamos juntos.-esas últimas palabras me traen a la memoria mini recuerdos de mi padre yo juntos no son muchas pero aún están en mi memoria.
-Bueno, vale.
Corro escaleras abajo cojo mi mochila y todo lo que necesitare.

Veo el coche con unas cuantas hojas por encima y en un lateral del coche un arañazo, tendrá eso algo que ver con lo que paso anoche, no lo se, seguramente serán paranoias mías, pero por sí acaso le saco una foto con mi móvil, ya que mi padre me echara la bronca al ver el rasguño del coche de todas formas, por algo que no he hecho.
Me siento en el asiento del conductor, arranco el coche y miro las indicaciones, que sigo al pie de la letra, a los quince minutos llego, cuando casi he llegado para aparcar, un chico de pelo azul pasa por delante de mi coche corriendo, juraría que le he pillado una pierna pero el mira un segundo para atrás y sigue corriendo como si nada. En cambio yo he parado en seco casi chocando me con el coche de enfrente, me quedo parada un rato pero cuando los coches de atrás mías empiezan a pitar vuelvo a arrancar el coche.
Aparco el coche, cojo mis cosas,y a lo lejos veo al chico del pelo azul con un grupo de chicos y chicas de pelos de colores a excepción de dos, uno de ellos parece enfadado con el ya que parece estar regañarle y termina dándolo un golpe en el hombro, haciendo que se eche un poco hacia atrás.

Voy a la secretaria y entrego una serie de papeles que me ha dicho mi padre que entregue, la señorita regordeta que me atiende me da mi horario de clase y una combinación de una taquilla, la 27, voy hacia ella y cuando la intento abrir no se abre lo intento tres veces más pero nada, un chico de pelo castaño, ojos azules con una gorra naranja puesta hacia atrás, bastante mono, pasa por mi lado y decido pedirle ayuda.
-Disculpa, soy nueva y he intentado abrir la taquilla pero no puedo.-Le digo con frustración
-Ya veo, es la taquilla 27 no me extraña, todos los años a alguien le pasa lo mismo, trae yo te ayudo.-No se lo que hizo pero en nada la taquilla ya estaba abierta.
-Gracias.-le digo sorprendida por su habilidad
-De nada, por cierto me llamo Taylor.-me dice sonriendo.
-Yo soy Lissa, pero llámame Lis.-le digo, ya que odio el nombre de Lissa me gusta más Lis.
-Bueno Lis, ¿que clase tienes ahora?-Me pregunta curioso.
-Pues... tengo matemáticas.-le respondo examinando la hoja que me dio la señora de secretaria.
-Por casualidad no será con la Señora Main.
-Pues si.
-Vas a tener suerte, yo también tengo esa clase te acompaño, pero rápido si ella llega antes no nos dejara pasar.
Rápidamente deja la maleta y demás en la taquilla y cojo mi estuche y carpeta, apto seguido cierro la taquilla. Sigo de cerca a Taylor hablando animadamente con el, asta llegar a la clase de matemáticas donde nos sentamos juntos.

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Bueno aquí traigo otro capitulo y se empieza a poner interesante (supongo), este va dedicado para una amiga mía que ha estado un poco pesadita pidiendo que subiera capitulo aquí lo tenéis espero que os guste, besiss
Muchas gracias a esas ciento y pico de personas que me leen, no sabéis los ataques de histeria que me daban al ver tantos lectores, muchísimas gracias.

Sobrenaturales: Hay secretos que siempre deberían serloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora