Capitulo 10

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A medida que va soñando, se va moviendo y gritando más, no aguanto verle así.

-Kyle. -Ni se a inmutado.

-Kyle, despierta. -Le digo mientras le zarandeo por los hombros un poco.

Se despierta sobresaltado, hace un movimiento extraño y se pone encima mía, con una mano me coje las dos mías y en la otra sujeta un objeto puntiagudo apuntando me al corazón.

-Kyle, soy yo, Lis. -Le digo y enseguida se tumba al otro lado de la cama sudando y tira el objeto a algún lado de la habitación.

-Lo siento. -Dice mientras su pecho asciende y desciende fuertemente.

-No pasa nada. -Le digo. - ¿Que has soñado?

-Luego te lo cuento. -Se baja de la cama y sale por la puerta.

Miro la hora en el móvil y son las ocho de la mañana, tengo un mensaje de Taylor y lo abro.

-Hola preciosa. -Siempre me dice preciosa aún que le he dicho un millón de veces que no me lo diga.

-Hola precioso. -Le digo.

-Quieres jugar a un juego? -Taylor y sus juegos de Taylor.

-Vale.

-Consiste en que sólo puedes decir si, preparada?

-Si xd.

-Tendrías una cita conmigo.

En el momento que veo el mensaje me caigo de la cama y tengo que releerlo para ver que no lo he leído mal, en ese momento entra Kyle con una tarrina de helado.

-Qhj ue lash. -No entiendo lo que dice y se saca la cuchara de la boca. -¿Que te pasa?

-Un chico me ha pedido una cita.

-A ver una foto. -Le doy a su perfil de wassap y se lo enseño. -Como esta el chaval.

-Atrás, es mío.

-Tranquila gatita, es muy joven para mi.

-Y que le digo.

-Que si, hace nada has estado a punto de matarme por decir que esta bueno. -Dice divertido.

-Esto a sido una mala idea, adiós. -En cuanto lo leo me entra el pánico.

-Espera, si, si quiero salir contigo. -Le escribo lo más rápido que puedo.

-Genial, te recojo a la 1.

-Vale.

-Ponte ropa cómoda, preciosa.

Dejo el móvil en la mesilla de noche.

-¿Y bien? -Me dice Kyle terminando se la tarrina de helado.

-Me a dicho que me recoge a la 1.

-Esta bien ¿no?

-No, que me voy a poner. -Vale he sonado muy tonta. -Me a dicho que algo cómodo.

-Vale, pues vamos a tu armario haber que tienes.

Vamos a mi armario, el lo habré y se queda boquiabierto.

-No me habías dicho que tenías el paraíso en tu casa. - Dice aún sorprendido.

-Es un armario. -Le digo. -Pero un armario muy grande. -Ambos nos reímos.

Después de un rato escogiendo mi ropa -más el que yo- escogimos unos shorts de talla alta de color negro -demasiado ceñidos para mi gusto- una camiseta gris de obey con las letras y mangas en rojo, unas deportivas con cuñas rojos, y unos pendientes de aros dorados, demasiado grandes en mi opinión.

Sobrenaturales: Hay secretos que siempre deberían serloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora