Capítulo 1

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Cuando formas parte de la realeza no esperes ser desposado con alguien a quien amas, la mayoría de los actuales Reyes se habían conocido después de sus bodas reales, algunos pocos lograron enamorarse o establecer una buena amistad permitiendo formar un harén para beneficio mutuo, pero la mayoría vivía en infelices matrimonios llenos de concubinas, bastardos e infidelidades, vivían con reyes gordos y feos adictos al hidromiel o reyes hermosos y violentos.

Cuando eres chica o un doncel no tienes derecho o poder para elegir con quién casarte y compartir tu vida, terceros siempre decidían sobre tu futuro.

Y ahora Jung Hoseok príncipe heredero legitimo de Gwangju con sus apenas dieciséis años y apunto de contraer nupcias lo sabía, los nervios corrían por todo su cuerpo que descansaba en el carruaje que lo llevaría directo al Reino de Daegu donde se le concedió en honor de conocer a su esposo.

Se rumoreaba que su prometido era un promiscuo y masoquista, adicto a los vinos y al hidromiel, lo único que el príncipe podía afirmar es que el sería su tercera esposa.

El miedo le carcomía el alma, sus padres estaban sentados frente a él con miradas pasivas recordándole que su futuro solo sería un beneficio para ellos.

Un suspiro cansado salió de sus delgados labios llamando la atención de los Reyes regentes.

—¿Que pasa?— Pregunta la Reina Sunhee, el príncipe niega juntando sus manos haciendo que descansen suavemente en su regazo.

—Tal vez está nervioso por la boda...

La mujer parece estar complacida por las cortas palabras del Rey, Hoseok aún no dice nada al respecto, tampoco parecía querer decirlo.

El camino era silencioso, solo se escuchaban los cascos de los caballos impactar contra el suelo terroso y las voces de algunos soldados dando órdenes.

Absortó en sus propios pensamientos el príncipe se preguntaba cómo sería su nuevo Rey, alto o bajo, gordo o flaco, no es que sea superficial, pero estaba tan aterrado que se dejaba guiar por los rumores de la gente habladora.

Llevaban al rededor de catorce horas en el carruaje y solo faltaban algunas millas para llegar a su nuevo hogar, pero el vestido que traía puesto apretaba su cintura y lo obligaba a mantener su espalda recta haciendo que el viaje le resultará agotador.

Para distraerse tomo el libro que se mantenía a su lado y procedió a quitarse los guantes de encaje que traía puesto para acariciar la pasta del libro, estaba hecho de cuero y aún se podía oler la tinta que se había utilizado para escribirlo.

Era irónico que leyera sobre amor verdadero ese tipo de cosas no pasaban en la vida real, tomo era por fines políticos y beneficios para las grandes familias, Hoseok deseaba no haber nacido en la realeza, el viviría siendo un simple plebeyo arreador de ovejas si eso implicaba no casarse con un desconocido.

El tiempo paso más rápido de lo que creyó cuando anunciaron su llegada con trompetas y pétalos de rosas siendo lanzadas por los pueblerinos quienes se regocijaban por su presencia.

La madre de Hoseok le lanzó una mirada furiosa al no encontrarlo listo para bajar, el príncipe doncel se coloco con rapidez sus guantes de color crema y los ajusto con sus dientes, su madre negó ante su indecencia.

Ambos Reyes bajaron cuando las puertas del carruaje fueron abiertas, ambos levantaron los manos y saludaron como si esas tierras les perteneciera.

Hoseok espero los treinta segundos que su institutriz le había recomendado y procedió a bajar tomando los pliegues de su vestido para no tropezar con el y hacer el tonto frente a todo el tumulto de gente que lo halagaba por su prematura belleza.

El Tesoro Entre Tus PiernasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora