Capítulo 13: Cuando las linternas tocan el cielo la tierra se baña de sangre

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El Festival de La Magnolia es probablemente el evento más esperado por las personas de Yiling.

Desconoce si este festival tiene la misma relevancia para el resto del mundo —supone que sí pues es la celebración en honor al Emperador Celestial—, pero al menos en Yiling son fechas que no pasan desapercibidas para nadie.

Planeándose con casi los 12 meses de anticipación, el Festival de La Magnolia celebra el ascenso de Taizi Dianxia al trono del emperador ocupando el más alto mando entre dos de los tres reinos donde un todo existe. Siete días que cuentan con diversas actividades que honran al señor de los cielos y la tierra. Iniciando cuando la luna nueva menguante se alza sobre la tierra.

Hay muchas cosas que se pueden disfrutar durante aquellos días célebres, sin embargo, lo que Wei Ying más ama es la inauguración del propio festival.

No tiene muchas opciones para escoger cuando la mayoría de eventos se realizan en el día reduciendo sus opciones de poder camuflarse entre los demás como si fuese un humano cualquiera, pero nada de esto impide que encuentre sus propias formas de diversión en estos días ni aminora su emoción.

La inauguración del festival con toda la belleza que carga consigo es quien pequeños vistazos entre comidas, pinturas, bailes, cantos y obras los diferentes puntos míticos que se celebran durante los días posteriores por lo que para alguien como él que está obligado a disfrutar de pocas noches de festividades una experiencia más completa de toda la celebración.

No podrá estar presente en la mayoría de actividades, pero al menos tendrá experiencias cercanas a ellas.

Sumado a todo eso también existe la ventaja de que tanto él como Lan Zhan se pueden disfrazar para poder colarse entre la gente común por lo que nadie les prestara real atención como las otras veces en las que han tenido que adentrarse en el pueblo para ser el centro de atención de miradas extrañas.

No es como que no entienda la razón por la que los miran de esa manera. Aun con aquella comprensión no quita que la situación sea incómoda para ambos.

Pero es precisamente esta noche en la que ambos pueden vestirse de formas menos incómodas para pasear en el pueblo como cualquier pareja común, moviéndose entre la gente, jugando en las atracciones, comiendo bocadillos y simplemente perdiéndose en la cotidianidad de una pareja enamorada lo que le hace saltar de pura felicidad.

Él jamás creyó llegar a vivir algo como eso. Ser un cursi más del montón que complace a la señorita que le acompaña comprándole baratijas o tratando de impresionarla con cualquiera juego callejero de habilidad; pero ahora mismo se encuentra con su pecho vibrando de emoción ante la expectativa de lo que podrá hacer con Lan Zhan esta noche.

Aun cuando Wen Qing ha decidido no acompañarlos hoy al alegar que se siente cansada y prefiere quedarse en casa —Wei Ying sabe que la verdadera razón es porque no quiere lidiar más con "dos melosos enamorados"—, igualmente le ha dejado suficiente dinero para que Wei Ying pueda disfrutar de la noche.

Sí, puede que sea un mantenido al recibir dinero de alguien más cuando no lo necesita. Pero Wen Qing no le da mayor relevancia al dinero viéndose complacida de darle algunas monedas, por lo que al final ninguno le da mayor relevancia al asunto.

Hace rato que el sol se ha ocultado, las primeras linternas se han de haber encendido en los puestos del pueblo hace ya bastante tiempo y con un Lan Zhan vestido con anchas túnicas que toma su mano ambos se dirigen por las calles levemente iluminadas hacia la plaza de Yiling.

—¿Cómo sientes las túnicas?

—Están bien.

—¿Y tu cola?

Guardianes; mdzsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora