Del día en que volvió en sí recuerda relativamente poco, sin embargo, lo que permanece en su mente es suficiente para magullar su ya de por sí lastimado corazón.
Entre la neblina que invade su mente tratando de opacar recuerdos traumáticos, puede rememorar el despertarse totalmente desorientado sobre el lugar en donde estaba e incluso sobre quien era él mismo. Tan alterado al punto en que tuvo que ser sometido por Wen Qing por un momento antes de caer en la locura, logrando tranquilizarlo hasta recobrar un poco de la compostura perdida.
Todo había estado bien por unos breves segundos, Wen Qing lo mantenía inmóvil usando sus agujas mientras él hacia el esfuerzo por seguir la voz de la mujer que buscaba mantenerlo en la línea de la cordura. Con cada inhalación y exhalación su cuerpo poco a poco se fue rindiendo ante la idea de luchar contra la inmovilización a la que fue sometido, más por el cansancio abismal que lo invadía que por otra cosa.
Así como su cuerpo se rendía, su mente también lo hacía. El mundo ya no daba vueltas a su alrededor, los gritos de voces desconocidas que venían de todas partes finalmente habían desaparecido, el sol estaba en lo alto del cielo en vez de la oscura penumbra de aquella noche y si bien su cuerpo continuaba doliendo en más lugares de los que puede distinguir al menos ya no siente cortes afilados atravesando su magullada carne.
No es que estuviera bien, la realidad es que hasta la actualidad sigue bastante mal en más de un sentido y duda de si alguna vez pueda volver a sentirse a gusto consigo mismo o si la culpa lo abandone; pero en ese momento algo se había recompuesto.
Al menos lo suficiente para hacerle frente a la realidad.
Cuando su aturdida mente diviso la gran cantidad de montículos de tierra que variaban en tamaños en diversas zonas del bosque, cada uno con una ya marchita flor que en algún punto tuvo que haber sido de un delicado blanco sintió como si la fuerza de mil hombres hubiera impactado directamente contra su malherido cuerpo.
Con Wen Qing relegada a varios metros tras un fuerte grito de su parte, Wei Ying logro deshacerse por sí mismo de las agujas enterradas en los puntos de acupuntura de su cuerpo. Una tarea desgastante la cual no pensó demasiado a pesar de las mil objeciones que la anciana gritaba a lo lejos.
La calma que había logrado obtener desapareció instantáneamente al arrodillarse frente a un conjunto de pequeñas tumbas que se escondían bajo la sombra de un gran roble solo en esa pequeña zona.
Siendo la perdida más grande que ha enfrentado en seiscientos años de existencia, ese fue el día en que estuvo a punto de perder la cabeza de forma definitiva con los recuerdos difusos entremezclándose entre sí, creando únicamente caos en su ya atormentada cabeza la cual competía contra su estado físico sobre cuál se encontraba en peores condiciones. Sus extremidades no respondían, su respiración era dificultosa y la cabeza le martillaba, el flujo de energía a través del cuerpo era tan problemáticamente disparejo que usar cualquier mínima cantidad de este era suficiente para hacerlo tener un colapso.
Con sus piernas incapaces de sostenerlo tuvo que hacer uso de los rezagos de fuerza que quedaban en su cuerpo para arrastrarse hacia los montículos más cercanos a donde él estaba, todos y cada uno de ellos siendo cubiertos por las sombras de los árboles, cada uno adornado con una pequeña flor blanca.
Ni su propia fatiga ni las súplicas de Wen Qing rogándole por detenerse y calmarse sirvieron de algo, nada de eso importaba ya. Ni nada ni nadie lo hacía, ni siquiera él mismo, pues su atención, corazón y todo lo que alguna vez había significado algo manteniendo una llama de motivación viva en él estaba sepultado como si de un lamentable secreto se tratase.
Ya no había vida, solo los restos de lo que alguna vez esta significo para él.
Sus manos escarbaban con torpeza cada tumba profanada, movimientos erráticos que no hacían otra cosa que lastimarle las manos como si estas estuviesen hechas de un delicado material y no hubiesen peleado en una sangrienta pelea hace ya varias noches hasta hacerlo caer por el más absoluto agotamiento dejándolo con un corazón roto antes de perder la consciencia.
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Guardianes; mdzs
FanficLo ultimo que Wei Wuxian se esperaba era encontrar a un moribundo guardián espiritual tirado en lo profundo de su bosque. Dianxia, ¿qué se supone que haga ahora?