Capítulo 6: Dos tonos de azul para una misma persona.

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Pasar tiempo con Hanguang-Jun resulto ser mucho más interesante de lo que Wei Ying imagino en un principio.

Resulta ser que a pesar de que el guardián es usualmente de pocas palabras, es grandioso para escucharlo divagar sobre cualquier tema sin irritarse en lo más mínimo, además, está el bonus de que cada vez que este habla se desenvuelve con una gracia y elocuencia digna de un celestial.

En sí no se supone que aquello deba de sorprenderle, siendo un guardián de alto rango, es de esperarse que el hombre no fuera menos que elegante y refinado, la mera imagen de un ser divino posado sobre el mundo de los mortales. Wei Ying está seguro de que, en el pueblo, Hanguang-Jun resaltaría incluso si vistiera raídos harapos.

Otra curiosidad que descubrió es que el imponente dragón de nieve es increíblemente dócil ante los animales pequeños e indefensos. Al que los lobos evitan, los conejos, patitos y canarios rodean haciéndole compañía, acurrucándose sobre su cuerpo para disfrutar el frío que emana de su piel.

Mentiría si dijera que no siente algo de envidia.

Lo curioso —e indignante a la par— es que ellos siempre toman la iniciativa, tienen la voluntad de ir a rodear al hombre mientras está durmiendo, velando su sueño y deleitándose con su imagen. El verdadero problema es que Wei Wuxian se siente sinceramente ofendido pues él siempre tiene que llamarlos para que le hagan compañía y esas pequeñas presas traidoras adoran a un nuevo visitante como si hubiera estado siempre con ellos. Persiguiéndolo como unos pollitos a su mamá.

No es justo.

Igualmente, los celos no le duran demasiado, todos los involucrados son demasiado lindos para durar enfurruñado con ellos.

Incluso Hanguang-Jun.

¡Esa es otra cosa! Hanguang-Jun es realmente más hermoso de lo que en un inicio imagino; no solo refiriéndose a su desbordante belleza, también por el tipo de encantadora persona que ha encontrado en él, siempre callado, pero amable y atento con todos, especialmente con Wei Ying.

—¿Cómo te has sentado la medicina de Wen Qing? —Su pregunta viene más como un modo de distracción ante la incomodidad que le genera a la piel todavía sensible la curación y el cambio de vendaje.

Hanguang-Jun parece pensárselo por unos minutos, bueno, si es que realmente lo escucho pues se ve muy distraído acariciando el pelaje del gato que duerme apacible en su regazo.

Por un momento, Wei Ying quiere la suerte de ese lindo callejero.

—Está bien.

—¿Hay mejoras?

—Mn.

Consciente de que no dirá más, Wei Ying toma eso como una respuesta afirmativa. Tampoco es como si tuviera que preocuparse porque Hanguang-Jun no le esté siendo sincero sobre su estado pues al limpiar las cicatrices puede ver como estas han mejorado, viéndose mucho mejor ahora que el hombre esta consciente y es capaz de usar su propio qi para acelerar el proceso de recuperación.

No deja de ser curioso el ver como una herida que ya debería estar más que sana continúa siendo algo delicada, a pesar de que el portador de ella no es precisamente alguien normal, pero le atribuye todo a lo grave que fue su lesión y lo mucho que le tomo sanar.

Siendo esa la teoría más acertada para el lento proceso de recuperación, ¿con qué atacaron a Hanguang-Jun para terminar en ese estado? Incluso sereno y dócil como se muestra frente a él al dejar que Wei Ying le cure las heridas mientras él se dedica a mimar a un gato, su figura aun en su forma humana no deja de ser menos que imponente.

Hanguang-Jun no es un ser débil, tampoco se ve como alguien que busque problemas y parece ser lo suficientemente inteligente para evitar lugares peligrosos, entonces ¿qué paso esa vez?

Guardianes; mdzsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora