XVII

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RESCUE

15 de Septiembre de 2050 (Día 24 en el internado).

Los hombres de Karla hablan de que hoy es un día especial, pero yo no tengo idea de qué pueda ser. Terry y yo estamos confundidas por el movimiento frecuente de personal médico y guardias, de un lado a otro.

En estos diez días, Karla descubrió algo pequeño en mí, pero que si logra entenderlo a más profundidad, puede llevarla a la cima. Yo estoy interrumpiendo eso; trato de bloquear cada pensamiento, cada visión; nivelo mi estrés, ansiedad y emociones adversas; sin embargo, eso que descubrió aunque sea pequeño, es fuerte.

Se trata de una alteración en una gran cantidad de mis neuronas, Al parecer son de una forma floreada, como si cientos de núcleos estuvieran adheridas a ellas.

— ¿Crees que se trate de más contagiados? —le pregunto a Terry, sin despegar mi vista del gentío uniformado.

— Eso podría significar más experimentos— Las dos nos observamos con tristeza. Estamos incluso más delgadas que hace días, tenemos marcas de cables en cuello, piernas y brazos; ojeras marcadas y unos cuantos moretones, aunque los míos se deben a las peleas con los contagiados, no sé a qué se deban los de ella.

—Estoy harta de estar atrapada aquí, no hemos avanzado en nada—expongo mi frustración, no aguantando más.

—Imagínate yo, que llevo dos meses en esta porquería— Frunzo mis labios al no poder objetar con ella, es primera vez que me responde con brusquedad y la entiendo, así que, decido callarme.

Al cabo de quince minutos, cuatro hombres con uniforme gris y lentes oscuros aparecen a la puerta de nuestra celda. Siento que cada vez estos hombres son más fornidos.

Dos de ellos toman a Terry y dos, me toman a mí por la espalda.

—Hoy les toca a ambas—anuncia el más grande de todos, quién sostiene con rudeza mi hombre izquierdo.

Ninguna objeta, ya no hay fuerzas para eso, solo nos dejamos llevar, esperando nuestro destino.

Ya no pienso, a veces me siento como un robot. Mi mente se encuentra en blanco de hace días y en parte ayuda a estorbar las investigaciones de Karla.

No he visto a Barnett desde aquella vez que peleé por primera vez en las celdas, y no deseo verlo; observar esos ojos esmeraldas brillantes traen a mí más sentimientos que quiero evitar, ya no estoy para pensar en mariposas en el estómago; no estoy para pensar en más nada que no sea salir de esta agonizante situación, de acabar con todo esto.

Cuando me doy cuenta, ya nos encontramos en una sala con paredes de un azul marino intenso, techo alto, máquinas cardíacas, hologramas de rayos X y una cabina blanca con paredes de vidrio blindado y unos cables en el centro.

Karla y Chiara están juntas, leyendo algo en una de las pantallas de la esquina, hasta que se percatan de nuestra presencia.

—Bienvenidas—pronuncia con voz petulante, sonriendo con descaro mientras posa su vista entre Terry y yo. Chiara no alza la vista, solo dedica a ignorar nuestra presencia—. Creo que ya saben que hoy es un día especial e importante, o al menos para la organización— Observo al rededor hasta detenerme en un logo de metal, colgante con el mismo diseño de los uniformes de Karla y los demás; a su vez, éste por debajo muestra en letras grandes y cursivas, la palabra Cuda.

Cuda...

—Me gusta investigar, y encontré que la palabra Pramadam, proviene de un idioma antiguo que significa Contagios. Y la palabra Cuda, proviene del mismo idioma, que significa Experimento.

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