MILITAR
La gente se aglomera en busca de comida y frunzo el ceño al ver tanta desesperación.
¿Por qué se comportan así si hay suficiente provisión para todos?
Supongo que nunca entenderé las reacciones humanas, del todo.
Me encojo de hombros y decido ir escaleras arriba, tengo entendido que los Cuda y Expertos pueden compaginar.
Confirmando mis sospechas logro pasar al área; solo bastó que observaran el color de mi cinta para poder dejarme entrar. Sin embargo, mi caminata queda interrumpida, por las personas que se encuentran en todo el medio, aun sin notarme.
—Entonces... ¿Sidney es nuestro próximo destino? — un hombre que rondan entre los treinta, le comenta con algo de diversión al que se encuentra de espaldas, el cual no puedo divisar del todo bien.
—Es el destino más seguro hasta ahora. Hay un registro del cero por ciento; no podemos exponer a nuestra tripulación a tanto peligro; en Sidney se les aportará los suministros necesarios y los laboratorios nos abrirán las puertas ante cualquier inconveniente—se me eriza la piel al escuchar la voz tan demandante del General Smith.
—Padre, no creo que...—Karla intenta hablar, pero es interrumpida.
—Di una orden, dicha orden debe ser cumplida—la corta con ademán de marcharse.
—Como Médico especialista sugiero que es riesgoso cumplir con una orden de esa magnitud. Estamos hablando de un virus de dudosa procedencia debemos...—no se escucha preocupada, en cambio, se escucha ansiosa y podría decir que hasta nerviosa.
—Debemos entonces mantener las medidas necesarias, Karla. No quiero discutir más del tema. Aquí corren el mayor de los peligros, el virus puede extenderse hasta contagiar a todos y no va a haber vuelta atrás—da media vuelta, encontrándome.
No me muevo del lugar, paralizada por la enorme figura que se hace presente frente a mí. Se me seca la boca, las piernas me flaquean y mi cerebro se rehúsa a reaccionar.
—Se...—la voz me falla y carraspeo para poder hablar bien—, señor Smith.
—Señorita, no puede estar pasando por estos sectores y mucho menos escuchar conversaciones ajenas—reclama Karla, haciendo que el General levante la mano, callándola.
—Nombre completo—me ordena. Observándome intensamente
—Kelly Alice Rider, señor.
¿En qué momento me convertí en militar, para darle semejante respuesta?
Mi sistema vuelve a fallar cuando me repasa de arriba abajo. Calla por unos minutos, frunciendo el ceño.
— ¿Rider? —trago grueso y asiento.
—Sí, señor.
—Juraría que uno de mis soldados tenía una hija llamada Kelly—vuelve a repasarme—. Y sus facciones son muy similares, pero tu apellido no coincide—confundida, lo reparo. Tengo muy claro quién era mi papá.
—Creo que se equivoca de persona. Mi apellido se debe a mi mamá, ya que mi papá desapareció desde que tenía dos años de edad—explico. Karla pone mala cara, ante mis últimas palabras.
—Entiendo, solo fue una confusión—El hombre que los acompaña, le extiende una carpeta amarilla, aún más divertido que antes, y él la recibe gustoso—. Fue un placer conocerte, Kelly Rider— sigo sin creerme el hecho de que esté hablando con mi ídolo. Tengo que parpadear varias veces para poder reaccionar.
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Outbreak
ActionNiebla... eso era todo lo que podían presenciar mis ojos. En cambio, mis oídos percibían gritos agonizantes, disparos y risas maliciosas. Mis manos ensangrentadas, temblaban; los nudillos me ardían, mi garganta estaba seca; mis ojos no paraban de so...