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Jimin jamás se había considerado a sí mismo una persona chismosa, pero algunas veces no podía evitar oír una que otra conversación o ver algo por accidente.

Hasta ahora, esto no había ocasionado ningún incidente y no suponía ningún problema, solo se enteraba de algunas cosas de aquí y otras de allá, pero entonces ocurrió, por primera vez, Jimin presenció algo que realmente no debía.

Y por primera vez, su corazón se sintió roto.

La brisa golpeaba la tela húmeda que se ajustaba al cuerpo de Jungkook por el sudor, esa mañana había decidido acompañar a Jimin a correr y por alguna razón muy ingenua había pensado que después de llevar una vida completamente basada en el sedentarismo, sería algo sencillo correr junto a un chico que llevaba al menos unos diecisiete años de su vida realizando actividades físicas.

No pudo estar más equivocado.

No habían pasado más de dos cuadras cuando Jungkook tuvo que parar para tomar aire, ya que sentía que había corrido durante al menos una hora, cuando en realidad habían pasado apenas un par de minutos. Tuvieron que parar para que Jungkook recobrara el aliento mientras se sentaba en la orilla de la acera, su cabeza hundida entre sus rodillas y su respiración siendo más que sonora. Jimin lo veía desde arriba, parado a un costado de la calle mientras intentaba no reírse, sabía que Jungkook no aguantaría tanto como él, pero realmente tenía fe en que el menor aguantará más que simplemente dos cuadras.

—Podemos regresar si quieres —dijo Jimin— No pasa nada porque corte un poco mi ruta.

Jungkook lo miró intentando mantener su respiración controlada, desde ese punto Jimin se veía glorioso, todo lo contrario a él, seguramente.

—Regresar a casa parece una buena idea —Jungkook se limitó a decir por el cansancio.

Jimin no pudo evitar soltar una risita. El peli-azul extendió una mano a Jungkook para ayudarle a levantarse y este la tomó como apoyo, dejando sus manos entrelazadas una vez estuvieron de pie y decidieron caminar a casa en lugar de correr. Las calles estaban solas, era un domingo por la mañana y el barrio de Jimin era un barrio conservador y religioso, conocido por la gran iglesia que quedaba en la zona y la principal razón por la que las personas se mudaban ahí, era muy común que los domingos por las mañanas casi todos estuvieran en misa, a Jimin le gustaba la tranquilidad de las calles, por lo cual era su momento preferido para salir en esos días.

Jimin se desvió del camino sin que Jungkook lo notara y termino parando en una tienda de conveniencia por frituras. Jungkook estaba realmente sorprendido de la capacidad de Jimin por ingerirlas en cualquier momento del día sin ningún problema.

—No me mires así —Jimin tomó la bolsa de frituras mientras retomaba su camino— Tengo un entrenamiento riguroso por el fútbol y corro todos los días, me lo merezco.

—No estoy diciendo que no. Pero, Jimin, no son siquiera las diez de la mañana.

Jimin rodó los ojos. Sabía que no era lo más conveniente comer frituras tan temprano por la mañana antes de desayunar, no necesita que alguien se lo recordase, ni siquiera Jungkook. Miró con mala cara al pelinegro y este hizo una mueca de indignación cuando Jimin no volvió a tomar su mano y decidió caminar por el otro lado de la acera. Jungkook volvió acercarse y Jimin sonrió cuando este volvió a entrelazar sus manos y comenzó a dejarle ligeros besos por el rostro en señal de disculpa.

First Times ミ⚘ 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑚𝑖𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora