"Si tu estuvieras esta noche por aquí..."

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Me he puesto triste al saberte triste. Al no poder hacer nada. Al no poder estar justamente como lo prometí. ¿Soy de utilidad? ¿Realmente soy de ayuda para ti? ¿O solo es esa ceguera que provoca las ideas pendejas?

Son tres preguntas que me han provocado muchas noches dando vueltas en la cama. Estando postrado por un dolor interminable de espalda, y escuchando música destructiva que me pone a cuestionar mi papel en esta relación social. "Que venga a salvarnos mientras pueda hacerlo", reza esa canción que no puedo sacarme de la cabeza en estos últimos días; ¿necesito que alguien me salve? ¿De quien? ¿De mi? ¿De los demás? ¿De la tristeza? ¿De mi vicio de destruirme dos veces por semana? ¿De mis ganas de verle?

"Si tú estuvieras esta noche por aquí..." te abrazaría. Te haría compañía. En silencio. Porque no tengo nada que aportarte. Porque me sigo subestimando, como siempre. Porque no quiero ser inoportuno.

Tengo miles de preguntas. Muy pocas respuestas. De hecho, ninguna respuesta. Solo tengo a la música, mis ojeras y mi dolor de espalda que me acompañan en este mismo momento. Tengo cansancio acumulado, preocupaciones y ganas de salir. Caminar. Perderme en las calles de una ciudad que me abraza con el calor que guardan sus banquetas.

Aunque, pensándolo bien, puedo decir como dice esa canción que mencionaba.

"Que me salve a mi primero..."

De mi.

De ti.

De lo que no hay.

De lo que, estoy seguro que no habrá.

"Y, sin querer, ya estaba soñando..."

De las ideas pendejas y mas cosas contemporáneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora