Mientras cae la noche y las gotas de lluvia se deslizan cada vez más rápido sobre el cristal de la ventana, el frío de mi cama empieza a calar. La falta de calor sobre el colchón y el tener charlas con respuestas pendientes me hace extrañar la compañía que tenía en aquellos días. Caí también en cuenta que no sufro por falta de amor de pareja (aunque, siendo sinceros, en el fondo siempre se añora en mayor o menor intensidad), sino por el contacto físico al cual no estaba acostumbrado. Y es que, entre tantas voces que tienen como hilo de conversación el experimentar, salir de la zona de confort o simplemente sentir, compré ese discurso con la facilidad que compras alcohol en cualquiera de sus presentaciones. "Cambiar es bien, aun sin amor, aun sin querer", dice Charly García.
En días donde estoy experimentando escenarios nuevos y redescubriendo a ese ser que estaba en penumbras durante mucho tiempo, la sed de nuevas vivencias va aumentando como ese caudal que va creciendo de extremo a extremo en la calle donde habito. En días donde el clima frío es el ideal para aumentar la temperatura a partir del acto humano que la iglesia sataniza tanto y que el poeta se encarga de describir con analogías donde el placer es el protagonista.
Capricho, ganas, calentura, necedad, llámenla como quieran, pero no van a negar que el sexo en climas nublados, con lluvia o con un poco de frescura en el aire tiene un toque distinto; como si las mismas condiciones hicieran el amor de forma sincronizada con el ser humano. El agua penetrando la tierra, mojándola poco a poco para que ambas realicen su función, y tomando distintas intensidades: una brisa "vainilla", tenue, que le brinda al aire un aroma peculiar; una lluvia corta pero intensa, o una tempestad implacable hasta que las nubes y la tierra se agotan, tanto una entregándose hasta terminar como la otro recibiendo hasta desbordarse.
Donde todas las artes hacen el uso de la mercadotecnia del amor para que el amor, el sexo, la fornicación, como le llamen, sea el acto central en un diluvio. ¿Noé habrá copulado los 40 días y las 40 noches que duró el diluvio? Queda claro que Tláloc y Xochiquetzal hacían el amor, ya que ambos se complementaban al ser la lluvia y las flores. Ya ni hablar de Kim Basinger y Mickey Rourke, o de Kylie Minouge y Michael Hutchence, cuyo mito de su muerte por auto asfixia recuerda lo amplio que es el erotismo.
Al final de estas líneas, el frío es el mismo. La cama sigue igual de vacía, y las ganas de sentir la piel ajena, los roces en los labios y el espectáculo que puede llegar a ser se extrañan. De forma casual, pactada o como sea, el sexo siempre será esa Reina a la que todos queremos llegar.
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De las ideas pendejas y mas cosas contemporáneas
AcakIdea pendeja: concepto creado para definir la expresión de sentimientos en escenarios "inapropiados", a partir de lo que dicta la moral en turno. La expresión del último año a partir de cartas sueltas, correos electrónicos, monólogos, ideas, y una q...