En el título de estas líneas trae consigo la penitencia. Es una reflexión sobre todo lo que ha pasado en los últimos días, y que han pasado a convertir una idea pendeja en una evaluación profunda.
No, no soy el boliviano que ella quiere a pesar de las tarjetas de regalo que le manda y otros detalles más. No soy ese colega que simplemente la tiene enamorada y él lo sabe, pero prefiere omitirlo. No soy un erudito en la disciplina por la cual somos colegas todos, y si hablamos de pigmentocracia (que tan de moda está) mi tez mestiza no llega a tener ese atractivo que ella ve.
Tampoco soy aquel nombre que apareció por circunstancias de la vida y que poco a poco se ha ido metiendo más en su vida. No soy mayor que ella, no tengo una independencia digna de presumir, y tampoco salgo a fiestas (difícilmente fuí a la fiesta de mi mejor amigo por factores externos a mi), es más, ni me gustan las fiestas. No soy de desvelarme bebiendo y sufriendo una cruda al día siguiente.
¿Puedo llamarme "antagonista" por ser prácticamente todo lo contrario a lo que acabo de decir? No me llama la atención el exterior, aunque disfruto mucho viajar por mi país, me quedo en casa, con ese vicio destructivo de la música triste que martes a martes le comparto, los problemas de casa me afectan demasiado, he tenido una racha demasiado inestable en mi vida, me muevo en transporte público, no me gusta el protagonismo (aunque parezca que es todo lo contrario), y estoy aquí, con mi vicio de la música destructiva, bajo la lluvia y aprovechando para soltar algunas de esas gotas que se perderán en el suelo mojado. Y no lo vio.
Gracias al cielo, no lo vió.
Ciertamente, han sido días difíciles para ambos, pero sobre todo para ti. Y hablo en segunda persona sobre ti porque todo lo anterior (bueno, quizá las ultimas 38 palabras no, pero bendita tecnología) estaba escrito en esa hoja de papel que (uy, que original) tenía para ti y que torpemente olvidé. Conocí esa faceta tuya que no le muestras a nadie. Vulnerable, triste, hecha pedazos. Tristemente, me sigo comparado. Tratando de desechar eso. Diciendo "bueno, soy esto, y nada más esto". Eliminando esas dos palabras que cambian situaciones sociales.
Obviamente, no voy a enviarte esto. Prefiero que se pierda entre los ceros y unos que hay en el infinito universo del internet, y desahogar esto. Debería de dejar de compararme.
Pero simplemente, no puedo hacerlo.
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De las ideas pendejas y mas cosas contemporáneas
De TodoIdea pendeja: concepto creado para definir la expresión de sentimientos en escenarios "inapropiados", a partir de lo que dicta la moral en turno. La expresión del último año a partir de cartas sueltas, correos electrónicos, monólogos, ideas, y una q...