XIII

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A todas las esposas de Pietro, todas las que aman Maxilova, pero en especial a Pietrxswife, ojalá que te suba un poco el ánimo.

Advertencia: nada sobre Bucky y Wanda, tampoco cartas. Esto es un poco de Maxilova, fundamental para el encuentro. Escenas con leve contenido sexual.

                   Lo meditó unos minutos y luego respondió cortante, mostrar sentimientos no era lo suyo

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                   Lo meditó unos minutos y luego respondió cortante, mostrar sentimientos no era lo suyo.

    —Estaré llegando mañana, pero no quiero una bienvenida, sólo tú —aclaró la rubia, conociendo las excentricidades de la nueva familia de su hermana.

    —Bien, pero te quiero aquí sin falta, tenemos mucho de que hablar.

    Terminó la llamada y rememoró esa noche junto al velocista. Después de semanas buscando datos, ahora acabada la misión y recolectada toda la información que requerían, ambos estaban ansiosos por llegar al hotel. Aunque Yelena negaba lo que sentía por Pietro, ambos morían por estar con el otro, cosa que el platinado no ocultaba, pero ella sí.

    Cerró los ojos y recordó sus caricias. Se trasladó a aquella noche.

    Deslizó sus ágiles dedos por el escote en su espalda, haciéndola estremecer y soltar un jadeo involuntario. Se había negado a lo que sentía, se repetía que no podía caer en los brazos del sokoviano, pero allí estaba anhelando que se deshiciera del vestido, que la tocara más. Era una agonía.

    Soltó otro jadeo cuando su cálido aliento le acarició el cuello, sus labios dejando besos por toda su piel, idolatrándola como si de una diosa se tratara.

    Apenas sintió la ropa abandonar sus cuerpos, cuando sus dedos y boca ya estaban adorando su piel. Aquello se sentía en la gloria.

    Se permitió salir de la ensoñación que le producían sus besos y le devolvió las caricias. La piel del platinado era cálida, musculosa y firme, ni un sólo gramo de grasa extra.

    Ambos se exploraron con deseo latente, sentían como si fuera la primera vez que tocaban a alguien más en el plano sexual, como si estuvieran perdiendo su corazón con cada beso.

    Nunca nadie los había hecho experimentar algo como eso. Era lava ardiendo reemplazando la sangre en sus venas, las fuerzas abandonándolos y dejando sus cuerpos ligeros.

    Pietro se apoyó en el espaldar de la gran cama y la asió hasta situarla sobre su regazo. Deslizó sus ágiles dedos hacia su centro, dónde friccionó y exploró a su antojo, pegó su anatomía aún más a la de ella y descansó la cabeza sobre su hombro, dejando que los gemidos emitidos por la rubia nublaran sus sentidos, pero no detuvo sus dígitos.

ᴡᴀɴᴅᴀ's ʟᴇᴛᴛᴇʀs | 𝑊𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ | 𝐶𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑎✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora