Ella no tiene el valor de decirle lo que siente, así que le escribe cartas.
AU en el que Bucky no mató a los padres de Tony, la guerra civil fue algo leve y Pietro está vivo.
Los personajes de esta historia no me pertenecen, estos son propiedad de...
A cada maravillosa persona, que lee, comenta y vota. Sin su apoyo ésta historia no existiría.
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Se dejó guiar por su novio, mientras calmaba su llanto. Todavía no creía la rabia que la embargó al ver que alguien intentaba llegar a Bucky. Sacudió la cabeza, centrándose en la calidez de la mano del castaño sobre su espalda.
—¿Te sientes mejor? —indagó, cuando ella tomó asiento en la amplia cama.
—Iba a lastimarlo —balbuceó—, ¿cómo es que dañaría a Clint?
—No, no te dejaría y tú tampoco, en algún momento recobrarías la cordura e ibas a retroceder —dijo seguro.
No estaba del todo convencida, pero se dejó consolar por él, sintiendo sus brazos rodearla, siendo un manto que la protegía del mundo.
—Gracias por frenarme —murmuró, con la cara enterrada en su cuello.
—Cuando quieras, ángel —acarició los largos mechones de la ojiverde, ofreciéndole todo su amor—. Aún tengo una duda, ¿qué pasó con esa prueba de la que hablaba Tony?
Se alejó con los pómulos arrebolados. Ni siquiera recordaba aquello.
—Es sólo un test sin importancia, salió negativo —contestó, un poco avergonzada.
—Pero pensabas que saldría positiva, ¿verdad? —curioseó, sintiendo sus latidos acelerarse ante la idea de un bebé suyo.
La sokoviana asintió, ansiosa. Porque lo cierto es que en las últimas semanas habían tenido mucho sexo sin protección y en algún momento pensó que estaba embarazada, pero fue una falsa alarma.
—Lo hicimos mucho, Buck, sólo quería salir de dudas.
—La próxima vez dime —acarició sus sonrojadas mejillas—, así haremos la prueba juntos.
—¿Próxima vez? —se le escapó una sonrisa, ante la perspectiva. Todavía era muy pronto, pero en un futuro podía ser—. ¿Cómo sabes que habrá otra vez?
—Porque lo haremos aún más, muñeca y ningún método es totalmente seguro —señaló los profilácticos sobre la mesa de noche.
—Quizás deberíamos tener de esos en las taquillas del gimnasio, porque son muchas las veces que se nos han olvidado —mordió su labio inferior, recordándolo.
—Tienes razón —reconoció—. Ahora ven aquí, necesitas descansar un poco después de todo ese caos.
—Sí, aunque eso sólo retrasa una conversación con ellos —suspiró pesadamente—. ¿Por qué tienen que ser tan sobreprotectores?
