En el corazón no se manda
—¿Qué rayos estás diciendo?
Mina se soltó del agarre de Corazón con facilidad, ya que él la había abrazado únicamente para detenerla, sin usar mucha fuerza; se plantó frente a él y lo miró por demás incrédula. Corazón le devolvió la mirada, sus orbes marrones fundiéndose en una ternura y honestidad tan grandes que no hicieron más que perturbarla en mayor medida. Negó con la cabeza.
—Tienes que estar bromeando —le dijo intentando sonar dura o fría.
—No, en verdad lo he hecho.
—¡Estás confundido! —se exaltó Mina—. Seguramente no es lo que piensas. Es sólo gratitud, ya lo habías dicho, ¿no?
—Es más que eso, Mina; es amor. Te amo.
—No puedes. Anahí está con Helio, debes amarla a ella.
—No puedo mandar sobre mí mismo y lo que siento.
—Aprende a hacerlo.
Un recuerdo la golpeó; uno muy parecido a ese, con palabras similares envueltas, solo que aquella vez, fue ella quien ocupó el puesto de Corazón y Tare el de ella. Su hada padrino también le había dicho que aprendiera a mandar sobre su corazón, pero no lo había conseguido porque no se podía, simplemente no se podía; lo que sentías era lo que sentías, y reconocer eso la llenó de mayor mortificación. Se llevó las manos al rostro para ahogar la exclamación de agobio que surcó sus labios, y se preguntó con pesar si Tare también había sentido esa tremenda impotencia que la embargaba a ella en ese momento; impotencia por no ser capaz de hacer algo e impedirle un terrible sufrimiento a Corazón.
—Mina —Corazón la nombró acercándosele, pero al sentirlo, ella se alejó de él, hiriéndolo—. Mina.
—No puedes, Corazón, no puedes —repitió ella descubriéndose el rostro, mirándolo determinada—. Hay que ponerle un fin a nuestros encuentros.
—No, Mina —El pánico mezclado con el dolor surcó las facciones de él.
—Piénsalo. Los momentos que las personas comparten es lo que hace que las aprecies; entre más tiempo pasas con ellas y las conoces, más las amas. Nosotros debemos cortar nuestros lazos y hacer que los tuyos se afiancen a los de Anahí; cuando se lo propone, puede ser una buena chica, seguramente aprenderás a amarla y te olvidarás de mí.
—¿Por qué, Mina? ¿Por qué haces esto? —inquirió él con voz tormentosa y quebrada—. ¿Por qué no me quieres a tu lado? Nunca lo has hecho. ¿Es porque me odias?
—¡Por supuesto que no! —aclaró la rubia al ver que Corazón ya no controlaba las lágrimas y éstas surcaban su rostro.
—¿Entonces por qué?
Mina dudó un poco. ¿Contarle o no? El problema con todo lo que le pasaba tenía que ver gran parte en que se trataba de algo inverosímil.
—No vas a creerme si te lo digo —advirtió mirando el patio delantero de la universidad, en el que se hallaban de pie y quietos.
—¿Con quién estás hablando, Mina? —la alentó él, sonriente y dejando de llorar—. Soy el corazón materializado de alguien, ¿hay algo más insólito que eso?
—¡Oh, te sorprenderías! —exclamó ella, sonriendo con complicidad, y después de unos momentos de silencio en el que se tornó seria, siguió—: Hace unos meses, por imposible que parezca, me adentré a un cuento de hadas que está bajo una maldición. Tuve que tomar el papel de princesa para terminarlo y volver a casa, pero me enamoré.
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Rescatando a un Corazón
ФэнтезиMina continúa su vida normal hasta que tiene un encuentro con un personaje misterioso que la hará meterse en otra aventura donde el amor toca su puerta de nuevo. La increíble portada la hizo MrsLevine92, así que a ella vaya todo el crédito. ¡Muchas...