El ultimátum de amo y corazón

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El ultimátum de amo y corazón


Un nuevo día había llegado y no había iniciado tan bien como Mina hubiese imaginado o deseado. Primero, a pesar de dormir de una toda la noche, sentíase enferma porque las energías que había agotado ayer por la persecución con Helio y la toma de escena con Odín, no se habían recargado al cien por ciento, lo que ya de por sí la hacía parecer un zombi. No le dieron ganas de ir a la escuela, pero no podía tomarse el día libre; su madre no se lo permitiría jamás. Después, al llegar a la universidad, se encontró con la desagradable sorpresa de que era el centro de atención en la red, en otro vídeo, ganándose más burlas y condolencias. Cuando ella y Ruth vieron las imágenes, Mina descubrió que se trataban del día anterior; tomas de cuando acababan de filmar y ella se concentraba en vomitar, llorar y maldecir; incluso algunas eran de sus gritos de loca histérica en el auto a gran velocidad.

Por supuesto, el perpetuador del crimen era Odín y Mina lanzó todas las expresiones existidas y habidas por existir que denotaran su disgusto hacia el pelinegro, comprendiendo que no había treguas con él. La hora del almuerzo llegó, así que Mina y Ruth, ya con sus alimentos en mano, tomaron asiento en una de las muchas mesas, intentando ignorar las risillas que le lanzaban a la rubia, al tiempo que ésta arrojaba incansables protestas e insultos contra el negociante.

—Es increíble que ese manipulador volviera a hacerme algo así. Me dan ganas de matarlo de la manera más lenta y dolorosa posible. ¿Qué no conoce las palabras privacidad y confidencialidad? Ah, pero me las va a pagar.

—Tal vez deberías alejarte de él, Mina —le sugirió Ruth, preocupada—. Con esa clase de personas, entre menos tengas contacto, mejor.

—Lo entiendo y estoy de acuerdo, pero también sé que es lo que él busca; que lo deje en paz. Me parece que no le gustó nada que lo rentara la otra vez —Mina sonrió con autosuficiencia—. ¿Cree que con algo como esto en serio voy a dejar de molestarlo? No, señor; no ahora que sé cuál es su punto débil. El extorsionista va a conocerme, sí que sí.

Y soltó una pequeña carcajada psicópata, provocando que la pelirroja tan sólo suspirara. La perseverancia estaba escrita en las facciones de su amiga, lo que la hizo saber que nada de lo que dijera la haría cambiar de opinión, por lo que se ahorró palabras, pues Mina era tozuda; lo único que podía hacer era escuchar sus locuras y rezongas. Se concentraron en comer, desviando el tema de Odín y estaban en eso cuando divisaron a Anahí acercárseles. La joven lucía en absoluto contenta y prueba de ello fue que sus facciones se crisparan en cólera, su ceño se mantuviera fruncido, sus ojos ardieran en ira completa y mantuviera las manos hechas puño, apretándolas fuertemente.

—¿Qué hay, Ana?

La rubia saludó en tono casual y en buenos términos; sin embargo, la pelinegra no respondió, sino que al tenerla en su alcance, extendió los brazos hacia Mina y con las manos la sujetó del dorado cabello con fuerza increíble, jalándoselo con molestia palpable, sacándole gritos de sorpresa a los presentes y de dolor a ella. Mina sujetó las manos de la otra entre las suyas para que dejara de lastimarla, en tanto se ponía de pie, intentando que de alguna manera el dolor menguara.

—¡Ouch! ¿Cuál es tu problema, Anahí? —le preguntó entre quejidos, contagiada de su mal humor.

Anahí no respondió y se concentró en continuar jalando el cuero cabelludo de la rubia, quien harta de ser agredida sin razón aparente, le proporcionó un pisotón marca yunque, para después lanzarle un golpe en el costado con fuerza moderada, consiguiendo que su atacante gritara y aminorara el agarre; aprovechando para liberarse, empujarla y retroceder un par de pasos. Con el rostro rojo ante el esfuerzo y el dolor, sintiendo que su casco ardía, Mina vio que Anahí lanzaba un puñado de palabras altisonantes que nunca había escuchado salir de su boca antes, en tanto se frotaba el costado herido y no apoyaba el pie izquierdo, también lastimado. Los presentes simplemente las rodearon, sin molestarse en detener el espectáculo, entretenidos.

Rescatando a un CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora