No estaba planeado

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No estaba planeado


La felicidad de Mina no tenía comparación. El domingo temprano, Anahí le había hecho una llamada, y aunque la molestó que no tuviera la cortesía de esperar para más tarde, se calmó cuando le informó que ella y Helio habían vuelto. Eso era motivo suficiente para gritar de júbilo y su buen humor se hizo evidente todo lo que restó del día y no quedó sólo allí, sino que el lunes, a pesar de que una semana de escuela iniciaba, su alegría no se vio afectada. Ruth lo notó, sorprendiéndose bastante, pero sintiéndose bien por su amiga. ¡Nada podía quitarle sus buenos ánimos! O eso pensó, porque al arribar a la universidad, se encontró con que la mayoría de los estudiantes la señalaban divertidos y murmuraban cosas contra ella entre risillas. Así duraron los primeros tres períodos antes de que el almuerzo llegara, y ya no pudiendo resistir ser el centro de atención sin saber por qué, Mina explotó.

—¡Bueno, ya estuvo! ¿Por qué se burlan tanto de mí? ¿Qué hice o qué? —le preguntó al grupo de jóvenes que estaban en la mesa ubicada a un lado de la que compartía con Ruth y Corazón.

—¿No te has enterado? ¿No te lo han dicho? —inquirió una chica con una amplia sonrisa, entretenida.

—¿Decirme qué? ¿Enterarme de qué?

—Estás en la red; un vídeo —le dijo otro alcanzándole una tableta electrónica para que ella misma lo viera.

Mina tomó el aparato y acercándose a la pelirroja, se la mostró para que también la viera, teniendo a Corazón por detrás, de igual manera deseando enterarse de la situación. Era un vídeo del concierto de “Napolitano” en el que se veía a Mina sobre el escenario en medio de las estrellas del pop, haciendo el ridículo frente a todos cuando la escogieron de entre el público para que cantara algo con ellos, resultando con que no se sabía ninguna canción y descubriendo que de hecho, era una desentonada y pésima cantante cuando le pidieron que cantara cualquier otra cosa. Mina apretó con fuerza la tableta, sintiéndose terriblemente avergonzada cuando se vio a sí misma intentando huir del escenario, sin éxito, teniendo las carcajadas de los espectadores como fondo. Vio también cómo los miembros del grupo la habían lanzado al público para que la levantaran entre todos y la pasearan de aquí para allá, en tanto gritaba como loca que la bajaran.

La rubia tembló, sintiendo su rostro arder en tanto fruncía el ceño, iracunda. Cuando le pasó eso, no tuvo en mente que podrían estarla grabando a pesar de ser lo más lógico, y hasta le había pedido a Corazón que evitara hablar del tema y que en realidad lo olvidara. Sin embargo, ahora estaba en internet, al alcance de todos y lo que era más, los primeros en entrarse habían sido sus compañeros de escuela.

—¿Quién demonios…? —Iba dejar salir toda su furia cuando vio el nombre de la página: “Ragnarök: Odín y sus Ases” y recordó que esa era la página del extorsionista—. ¡Ese bribón!

Mina dejó la tableta en la mesa y corrió dirigiéndose al edificio B, esperando encontrarse con Odín y hacerle frente. Corazón la siguió. Llegaron y se encontraron con que esta vez sí había gente, aunque no mucha, lo que no los extrañó dado la hora; debían estar en la cafetería. Mina se paseó por todo el lugar, buscando al pelinegro de ojos áureos y lo encontró hablando con un grupito; parecía dirigirlos para algún proyecto.

—¡Oye, tú! —gritó ella, acercándosele con molestia peligrosa. Odín la miró con una sonrisa autosuficiente.

—Lo siento, ahora te atiendo, sólo déjame terminar aquí, ¿quieres?

—No, no quiero —dijo ella, importándole un rábano que estuviera siendo grosera al interrumpirlo de aquella manera—. ¿Cómo te atreviste a poner un vídeo de mí sin mi autorización? Y tan vergonzoso además. ¡Te exijo que lo borres!

Rescatando a un CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora