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Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1
"sᴏʏ ᴜɴ ᴄʜɪᴄᴏ"

Narra _______

Sabía que no era buena idea. Pero... Si no vivía ahora, cuando lo haría.
Cuando era niña Mamá y la abuela tuvieron una pequeña discusión... Y esa pequeña discusión provoco que nunca más viera a mi abuela. La que en esa entonces era mi mejor amiga.
Bueno, no la culpó. Mamá es así, creo que en cierto punto me da un poco de lastima.
Sus problemas de personalidad, provocan que las personas que más la aman se alejen de ella.
Cómo la abuela y yo...

— Me da un helado de vainilla, por favor. — Dije.

— Por supuesto, muchacho. — Respondió el anciano. — Aquí tienes.

— Gracias anciano, te dejo un poco de propina. — Dije conmovida.

Mamá provoco esto.

— Muchas Gracias. Que te valla bien muchachito.

El día de mi cumpleaños número 15, le confesé a mi madre, mi mayor secreto.
Siempre he odiado ser una chica...

Después de dos semanas de aguantar todas las críticas, quejas y súplicas. Decidí emprender este largo viaje.

Estaba caminando tranquilamente por la calle, cuando pase enfrente de unos chicos.
Ellos se acercaron a mi y me empujaron, ocasionando que cayera al suelo.

— Que les pasa. — Dije parandome.

— Queremos tu dinero. — Dijo uno de los chicos.

— Jaja. Están locos si creen que se los daré. Imbéciles. — Dije sacudiéndome.

— ¿Como nos dijiste? — Dijo otro chico.

— I-M-B-É-C-I-L-E-S — Dije.

Uno me golpeó en la cara. Provocando que se me cayera el cubrebocas.

— Veamos si es cierto que no traes dinero. — Dijo acercándose.

Estaba emocionada. Era mi primera pelea con otros chicos.
En la escuela todas las chicas me tenían miedo. Pero los chicos me veían hacía abajo, por qué era una chica. Lastimosamente nunca logré pelearme con chico.

— Pero que tenemos aquí. Eres una linda chica. — Dijo alzando mi playera.

Todos se acercaron.

— Y ya saben que hacemos con las lindas chicas. — Dijo uno de ellos.

En mi mente solo pensaba en las palabras de mi madre.
"Eres una chica"

— Maldita sea. Que yo no soy una chica. — Dije golpeando al chico que estaba apunto de tocarme.

Ellos retrocedieron asustados, para después correr despavoridos.

Ninguno se me escapó. Todos terminaron en el piso.
Al terminar la pelea me quite la sangre de la boca y me quite la venda que colgaba de mi pecho.

Esa pelea fue tan emocionante.
Eran tres chicos. Uno me golpeó en la cara con una barra de metal, el otro me pegó en el estómago y el último me pegó en el rostro.

Papá daba clases de boxeo.
Sin embargo... Nunca pude meterme a su clase.
Mamá siempre me tenía ocupada con la clase de baile, de música, de costura, en realidad son muchas como para mencionarlas.

Mientras caminaba, toda la gente me miraba.
Supongo que destacaba mucho ya que cojeaba y tenía la cara llena de sangre.

Narra Manjiro

Ken-chin y yo estábamos caminando tranquilamente asta que nos topamos con un tipo.
El me pegó por accidente

— Oye tú. — Dijo Ken-chin.

— ¿Ah? — Dijo volteando.

— Discúlpate. — Dijo.

— No. — Dijo.

Ken-chin se molestó, ya que el tipo solo siguió caminando.

— Dije que te disculparas. — Dijo pateando su rostro.

El tipo callo al suelo. Pero se paro débilmente, mientras limpiaba la sangre que escurría por si boca.

— Yo dije que no me disculparía. Así que adiós. — Dijo para seguir caminando.

— Si que eres un cabron. — Dijo agarrándolo de la playera.

Ellos se quedaron un momento quietos.

— Más te vale que no lo digas. No estoy de buen humor. — Dijo con una mirada sombría.

— Eres una chica. — Afirmó Ken-chin.

— Te dije.... ¡QUE NO LO DIJERAS! — Dijo golpeando a Ken-chin en la cara.

Ken-chin escupió sangre.
El la iba a golpear, pero ella lo golpeó en el estómago y lo tiro al suelo, para luego patearlo repetidas veces. Ella tenía una mirada de furia, su sonrisa era de satisfacción total.
Pero después sus ojos se apagaron, su sonrisa se desvaneció y sus golpes pararon.

— Adiós. — Dijo dándose cuenta de lo que estaba pasando.

Ella se fue alejando poco a poco.

Narra _______

Cuando llegue a la dirección que me dió mi tia empeze a preguntar a las personas sobre mi abuela.

Gracias a mi buena suerte encontré la casa. Cuando llegue la puerta estaba cerrada y no habia nadie.

— Piensa. Piensa. Dónde pondría las llaves una ancianita loca como la abuela. — Dije.

— En el techo. — Me respondí.

Trepe asta el techo y cuando quite uno de los adornos me encontré con unas llaves brillantes.

— ¡Bingo!

— ¡Oye! ¡ Que haces ahí arriba! ¡Llamaré a la policía! — Dijo alguien desde abajo.

Cuando voltee a ver a la persona. Vi a una mujer algo grande. Ella tenía una trenza llena de canas, tenía puesto unos pantalones negros, una playera roja y una chaqueta de cuero negro.

— ¡Abuela! — Grite, ocasionando mi caída.

— ¿____? ¿Eres tú?

— Si abuela soy yo. — Dije corriendo a abrazarla.

— Mi nieta. Te extrañe demaciado. — Dijo abrazándome fuerte.

— Abuela — Dije llorando.

Ella limpio mis lágrimas y me acompaño asta la casa, para después centarnos a platicar.

Ella se veía muy viva.

— No te reconocí. Ya eres un chico muy guapo. — Dijo acariciando mi cabeza.

La abuela tenía razón. Cuando decidí empezar a vestirme como hombre, note que si servía para eso.

— Mamá... Dijo que consiguió un tratamiento para mí. — Dije recordando sus palabras.

— ¿Para? — Dijo.

— Para curarme. Ella dijo que vestirme como hombre es una enfermedad. — Dije triste.

— Oh Linda. Lo siento tanto.

— No te preocupes. Ella siempre fue así. Solo que está vez ya no lo pude aguantar. — Dije bajando un poco mi pantalón.

— !Oh por dios! Que es esto.

— Mamá se enojo y empezó a patearme. — Dije tocando los moretones.

— Ella lo hizo....

— No te preocupes, ella se disculpó. Solo trataba de cuidarme.

Después de una larga charla con la abuela ambas decidimos que me quedaría en su casa.
La verdad es que solo planeaba quedarme una semana, mientras mi mamá cambiaba de opinión.
Aunque admito que vivir con la abuela... No sería tan malo.

Yo soy ______ Tadashi. Y soy una chica. Pero tambien soy un chico...

||• Sᴀɴᴏ Mᴀɴᴊɪʀᴏ • || {Mikey y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora