Capítulo 7

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Jonathan

14 de octubre de 2017

Esperé a que la canción que Liana estaba bailando con el rubiecito terminará y yo así poder ser el siguiente en bailar con ella.

¿Por qué decidí interrumpir su animado baile con el rubiecito?

Ni yo mismo lo sé.

¿Seguro?

Vale, si sabía el porqué. Pero soy demasiado orgulloso como para decirlo en mi mente.

La última nota de la canción culmina y me encamino a su encuentro. Me postro frente a ella sin siquiera hacer contacto visual, solamente me limito a poner mis manos en su cintura y acercarla a mi cuerpo, ocasionando así que nuestras narices se rocen.

Mi respiración se descontrola igual que mi pulso.

Bajo un poco la mirada y me topo con un par de ojos azul pálido y si te acercabas los suficiente en su ojo izquierdo en la parte superior de su iris tenía una pequeña mancha color marrón, revelando la heterocromía en uno de sus ojos. Después de unos segundos Liana es la que termina rompiendo el contacto visual y decide tomar cierta distancia entre los dos.

Carraspeo para romper el tenso silencio que se originó.

—¿Cu... cuándo llegaste?

¿Tartamudee? ¿En serio?

Patético.

—Mm...una semana antes de tener que regresar al colegio.

No tenía abastecidas ideas sobre temas de conversación en este momento. Hubiera practicado bien que decir con anterioridad y así no tendría que estar improvisando.

—¿Quién era el rubiecito con el que estabas bailando anteriormente? —La pregunta se escapó de mi boca antes de siquiera lograr detenerla.

Que discreto, Jonathan.

—Es primo de Eric.

Recorrí a todos los invitados hasta que encontré una melena rubia perteneciente al rubiecito, y efectivamente era primo de Eric.

—Ah sí, es Adrián.

—Se llama Aaron—me informa Lía.

—Como sea—soltó una pequeña risa.

—Extrañé tu afición por cambiarle el nombre a las personas que te desagradan—declara Lía con una sonrisa en su rostro.

—Pero si, si me agrada el rubiecito—me quedé anonadado mirando esa sonrisa suya.

—Siempre que alguien no te agrada haces eso.

—Me conoces tan bien— se alzó una comisura de mis labios en mi rostro.

—Te conozco mejor que nadie, Jonathan—susurró. Mi nombre saliendo de sus pequeños labios semi cerrados hizo que una corriente de electricidad se expandiera por todo mi cuerpo, logrando que me estremeciera.

Hacía mucho tiempo que no me sentía así. Tan vulnerable. Pero ese era el poder de Liana. Lograba bajar mis muros. Tiene en sus manos el poder de destruirme cuantas veces quiera y a pesar de que llegará a doler sé que seguiría cayendo por ella una y otra vez.

Me perdí en sus ojos azules viendo en ellos el brillo que había mencionado días atrás Eric.

Pose mi frente contra la suya, cerré mis ojos y solté un suspiro largo. La pegué a un más a mí a lo que ella reaccionó rodeando mi cintura con sus brazos y recargando de lado su rostro en mi pecho.

Un Baile Bajo Las Estrellas [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora