DOS

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JOAQUÍN

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JOAQUÍN

—Bien, entonces eso quiere decir, que es suya —determina el oficial de policía, mirándonos sin un mínimo interés

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—Bien, entonces eso quiere decir, que es suya —determina el oficial de policía, mirándonos sin un mínimo interés. Demasiado cansado por estar todo el día atendiendo informes, demandas, y demás, como para regalarnos una sonrisa, o tan siquiera alguna expresión que nos diga si esto es demasiado sorpresivo para él, como lo es para nosotros. Quienes tenemos la boca abierta en total sorpresa.

—¿Disculpe? —pregunta Emilio, a mi lado, apretando mi mano con fuerza. Fuerza que debe ser igual que la mía, ni siquiera cuando publiqué mi primer libro me sentí de esta manera.

—Aquí dice, que los papeles de registro están a sus nombres, y que incluso la bebé tiene sus apellidos, miren —dice, señalando su computadora, a la par que la gira a nuestra dirección —:Amira Bondoni Osorio. Nacida un 27 de mayo del año ya pasado. Padres: Joaquín Bondoni, y Emilio Osorio.

Emilio y yo leemos aquello en el parecer, acta de nacimiento de Amira, y luego parpadeamos haciendo unas expresiones que le dejan claro al policía que no tenemos idea de cómo reaccionar ante eso. Amira desde mi pecho suelta un pequeño balbuceo, para luego apretar su agarre sobre mi suéter, la miro, encontrándose mirándome con esos ojitos brillantes, que no hacen más que iluminarse cada vez que las luces navideñas se encienden tras de mí. Justo en la estación de policía.

Llegamos a la estación hace una hora, y todavía no termina de amanecer por completo. Luego de buscar en la carriola de Amira, y encontrar una pequeña bolsa con su comida para bebé, la alimentamos, nos pusimos algo más abrigado, y venimos directo aquí. Le hemos dicho ya al oficial todo lo que ha pasado, pero él apenas se inmutó, como ya he dicho, tal vez está más cansado que nada por la larga madrugada, o tal vez estas cosas pasan más de lo que Emilio, y yo sabemos.

Sin embargo, pase muy seguido o no; esto es una completa locura. ¿Cómo es posible? Dios... Esta pequeña bebé está registrada bajo nuestro nombre, e incluso sus apellidos con los nuestros. Eso es una tontería. ¿No debería haber una firma nuestra para que eso pudiera suceder? 

Miro a Emilio, encontrándolo mirándome ya. Sus ojos muestran la misma confusión que hay en mi interior, pero su mano acaricia la mía con aquella ternura que llevo mucho tiempo conociendo, y por un momento, me permito recordar, en esa caricia, y en esa mirada, mi noche de bodas.

Our Little Queen. || Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora