Historia especial después de The King y My King. Versión Emiliaco.
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-Nuestra pequeña reina. -susurra contra mi oído, haciéndome contener el aliento. -Ella es... Y lo sabes. -cierro los ojos cuando besa l...
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JOAQUÍN
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El lugar sorpresa resultó ser un pequeño pueblo, cerca de Madrid, llamado La Hiruela.
Al principio cuando el viaje comenzó, Renata todavía no quería decirnos nada, así que pensé que nos llevaría a un lugar demasiado alejado. Tal vez Barcelona. Extraño Barcelona. Nos llevamos las dos camionetas que tenemos, y Mau logró rentar otra por su lado. Con él iban: obviamente Daniel, y un guardaespaldas. En mi camioneta íbamos: Amira, Ren, Óscar, y Bianca. En la camioneta de Emilio iban: Heros, mi madre, y dos de los guardaespaldas. Aquello sin duda me hizo gracia, ya que sabía que mi madre no aguantaría el viaje sin decir alguna cosa sobre el comportamiento tan extrovertido de Heros, pero menos mal mi hermana me dijo que habló con ella, y le pidió de la manera más educada que se comportará durante el viaje, si es que iba. Y ella no le quedó de otra más que aceptar. Obviamente de mala manera. Ha estado molesta desde que sus guardaespaldas no pudieron encontrar nada cerca.
En el momento en que nos bajamos del auto puedo sentir la mirada irritada que me da, para luego dirigirse directamente al hotel. Ruedo los ojos, y estiró los brazos. Cuando me siento menos cansado, voy al lado del auto dónde está mi bebé dormidita, y la cargó en brazos. Cuando la tengo ya bien agarrada, y le acomodó bien su abriguito, me permito mirar a todos lados. Es un lugar muy lindo.
Sabía que en Madrid existían muchísimos lugares hermosos, con una arquitectura preciosa, pero nunca había venido aquí. Vaya. Que lindo luce todo. Las casas parecen viejas, pero todavía mantienen su aspecto fuerte, e imponente. Escuche de Ren hace unos minutos que esta clase de arquitectura es llamada arquitectura negra. Entiendo por qué. No puedo evitar compararlo un poco con un pueblo mágico en México, pero obviamente no es lo mismo. Ambos me encantan. Estoy totalmente enamorado. Hay árboles por varios lados, y poca gente. Gente que por suerte, no nos miran ni nos prestan atención. Todavía tenía miedo de que nos reconocieran, e intentarán sacarnos fotos.
Espero que todo sea perfecto para este viaje.
—Tu madre rechazó las donas de chocolate de Heros —me dice Emilio, acercándose a mí, luego de bloquear su camioneta—. Así que ya te imaginarás que tan irritable se puso todo el viaje con ella.
