Anillo

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Probablemente está era la peor forma de pedirle a alguien matrimonio. Pero Sasuke encogió los hombros. Después de todo, Naruto y él eran de todo menos normales. Eso era así y así mismo se iba a quedar por siempre.

Sasuke abrazo por la espalda a Naruto y beso la piel del hombro. En respuesta el rubio se echó un poco más hacia atrás hasta asegurarse de quedar pegado al pecho del azabache.

—Se siente bien estár así— susurró con los ojos cerrados y una sonrisa boba en su rostro. Estaban desnudos por lo que la calidez de la que hablaba el blondo era esa de encontrarse piel con piel.

Estaban en Irlanda en un bonito hotel con ventanales enormes y un paisaje totalmente en blanco. Ellos apenas llegaron, se instalaron, se besaron y terminaron enredándose en la cama.

—Me gustaría estar así contigo, siempre tranquilos, lejos de todo, casados, solos tu y yo.

Naruto sonrió — ¿Casados?— preguntó

—Si, ¿no te gustaría?

Naruto abrió los ojos y miro la blanca nieve de allá afuera.

Pensó que era bonita, sin otro color, sin manchas, sin escrituras, sin marcas, sin huellas.

También pensó en todas las veces que su madre se había casado. Y ninguno de esos hombres era su verdadero padre. Nunca sabría quien era. Kushina no tenía ni idea.

Casarse. Divorciarse. Volverse a casar.

¿Que era el amor? ¿Cómo debía ser para mantenerse juntos? ¿Existía una fórmula acaso?

—Yo te amo y tú me amas. Cuando hay matrimonio...¿Eso se pierde?

Sasuke le beso de nuevo el hombro.

—Yo te amo y tú me amas. El matrimonio debería perfeccionar este amor. Así lo veo yo. Te lo propongo por qué así lo siento, así lo quiero, no porque piense que te haré feliz, es por qué a mí me hace feliz.

Naruto frunció el entrecejo un tanto confuso. Se giro y mordió la mandíbula de Sasuke de forma suave.

—Yo sería feliz como cuando me hace feliz no probar drogas, por qué me hace bien no hacerlo. Entonces yo me uniría a ti por qué me hace feliz a mí.

—Exacto mi amor, ¿Entonces te casarías conmigo para unir nuestra felicidad?

—¡Vaya! sí, acepto, pero necesitamos un anillo, velas bonitas, una cena riquísima y tú por supuesto pidiéndome eso de forma más... ¡Jo,al menos vestido!

Sasuke apretó más el abrazó— tengo el anillo— se levantó y busco entre sus cosas de la maleta, regreso con el carrito de servicio a la habitación —tambien tengo la cena y las velas.

Naruto sonrió, se envolvió con las sábanas y lo beso.

Sasuke aprovecho el beso y deslizó el anillo en su dedo.

—Quiero ser llamado tu esposo, quiero regresar a Japón casado contigo.

Sasuke se hincó en medio de la habitación y miró desde esa altura a Naruto, le beso la mano

—Uzumaki Naruto, ¿Quieres ser mi esposo y llevar el apellido Uchiha?

La quijada de Naruto tembló, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas como una cascada, una tras otra.

— ¡P-pues claro que quiero! ¡Vaya, sí que quiero! — Naruto se lanzó sobre Sasuke y ambos cayeron inevitablemente al suelo. A Naruto no le importo porque comenzó a besarlo ahí mismo.

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