Sai estuvo un año más en el colegio y mantuvo un relación con Mateus. Una relación estable, incluso viajó a Brasil donde conoció a los padres del chico durante las vacaciones de verano. Sai aprendió portugués y decidió que ya era momento de sacar de sus pensamientos y del corazón al pelirrojo.
Amaba a Gaara e incluso habían tenido encuentros dentro del instituto, pero él pelirojo nunca admitía sus errores y terminaban con un Sai dándolo todo por salvar una relación de la que ya no quedaba nada.
Gaara le vió partir aquel día. Fue al aeropuerto a despedirlo pero no se acercó, desde lejos le miro ser feliz y por primera vez se odio por ser de esa manera. No podía cambiarlo, había crecido con resentimientos y malos tratos y aunque Sai intento hacer de su vida algo mejor, él simplemente era un cretino, que no se sentía capaz de dar algo mejor por alguien aunque así lo deseará.
Con el corazón destrozado Gaara le dijo adiós a Sai.
Sai inhaló aire para alejar las lágrimas aquel día. Por qué sí había visto a Gaara y se permitió tener la esperanza de que fuera por él, que se acercara y se lo llevará de ahí, que luchará por ellos.
Pero eso no sucedió. Gaara se había dado la vuelta y se había largado de ahí sin darse cuenta de la mirada triste del chico que alguna vez le perdono todo.
—¿Estás listo? — Sai le sonrió a Mateus y asintió. Quiso perdile perdón por tener todavía esperanzas con alguien que lo hacía sufrir, por mentirle a él y utilizarlo todo ese tiempo para arrancarse del corazón a alguien que no valía la pena, por desear un final feliz con alguien que no era él.
Pero no lo hizo y en su lugar tomo la mano ofrecida y partió hacia un país donde no estaría el chico de los ojos color verde. Tomo la mano y decidió que en cuánto el avión aterrizará en suelo Brasileño el sería libre para siempre de Sabaku No Gaara.
