INTRODUCCIÓN

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OCTAVIO

A lo largo de mi vida reconocí momentos determinantes.

Emily fue algo más que eso y hubo un antes y después con su muerte. La de ella y Victoria para ser justos. Ahora puedo decir que siento la determinación y el pronto cambio.

Lo siento en el momento que veo a Helena alejarse de mi en el cementerio dejándome atrás. Y no puedo hacer algo al respecto. En el fondo se que debo darle espacio y tiempo para que procese todo lo revelado en las últimas horas.

Lo sé, pero eso no significa para nada que me gusta la idea. Helena es mi hija. Mia y de Emily, y la mera idea de que ella me recienta de manera permanente me aterra. Ningún padre quiere que su hijo lo odie, mucho menos ser el causante de su sufrimiento.

Espero a que Helena y Aria desaparezcan para volver a mi auto. Tomo los ramos y regreso a la tumba de Emily

- Tus favoritas amor – murmuro colocando jazmines junto al ramo que dejo Aria.

Repito la acción en la tumba de Stella

- Lo siento – murmuro mi disculpa como cada vez que vengo.

Suspiro y dejo el ramo frente a la lápida de Vic.

- Hola Vic – saludo deteniéndome un segundo más de lo pensado – hoy se casa nuestra hija y sé que a ella le hubiera gustado tenerte en este día tan importante.

Leí el texto grabado en la piedra.

"Amada y recordada por sus hijas Greta y Frida."

Sentía mucho enojo cuando fue el momento de encargarme de estos detalles, ahora muchos años transcurridos después me arrepentía de no haber escrito algo más sentido.

Muy diferente a lo que figuraba en la tumba de Emily.

"Te fuiste demasiado pronto de nuestras vidas, pero siempre permanecerás en nuestros corazones. Te recuerdan tu esposo, tus hijos, sobrinas y amigos."

Sentado en el suelo con mis rodillas dobladas y mis brazos abrazándolas me imagine a Emily con el ceño fruncido.

- Estarías tan decepcionada de mi amor. Maneje mal las cosas y nuestra hija me odia.

Una brisa golpeo mi nuca

- No intentes hacerme creer que no lo hace. La prive de ti para protegerla, creí tontamente que, si no conocía los detalles, no sufriría. Pero está sufriendo y lo único que puedo hacer es darle tiempo y espacio. Siempre tuviste razón mi amor, soy un cobarde. Pero deje de mentir y ocultar cosas...

[...]

La boda de Frida y Travis fue hermosa, intenté disfrutarla lo más que pude, pero mi mente volvía siempre a Helena.

La veo beberse el resto de su copa, levantarse y marchar en dirección a la puerta.

Obligo a mis pies a no moverse, pero mis ojos no se despejan de mi hija. Suspiro aliviado al ver a Greta, Frida y Aria ir tras ella.

Las veo hablar y luego abrazarse.

Veo regresar solamente a Greta y Frida y entrecierro los ojos en confusión.

Travis se acerca a mi interponiéndose en mi campo de visión

- ¿Todo bien suegro?

Me recompongo de inmediato y asiento. Frida se reúne a nosotros, Greta y Drake la siguen de cerca.

- ¿Cómo esta?

Frida entrelazo su brazo con el de su marido. Recién veo sus ojos llorosos cuando su mirada se encuentra con la mía.

Encadenada al Pasado© (Serie Encadenados: LIBRO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora