Segunda Oportunidad | Tiny U | Volkacio

- 01 -

Cada sociedad ha intentado explicar la existencia de las almas gemelas, algunos mencionan que es una alma fraccionada que habita en dos cuerpos, que intenta desesperadamente unirse; en tanto otros mencionan que todo se trata de equilibrio, de complementarse, de que dos piezas encajen en todos los sentidos, algunos hablan de vidas que se entrecruzan y que las circunstancias los van uniendo hasta volverse uno.

Sea en lo que creas hay una certeza, es que uno posee una alma gemela, y esto se confirma cuando recibes a tu Tiny, aquel reflejo en miniatura de aquella persona que es perfecta para ti. Por tanto todos están destinados a ser felices si solo confían y tienen paciencia.

Aquel reflejo de tu alma gemela llega a tu vida cuando eres capaz de sentir amor, pero no solo eso, si no cuando puedas cuidarlo, protegerlo y luchar por este. Aún envuelve misterios a como funciona esto, hay personas que se especializan en querer razonar con ello.

Pero quizá solo se deba a que el amor llega a tu vida cuando es necesario. No antes, no después.

Para Viktor Volkov, esto sucedió cuando tenía exactamente 16 años, 1 mes, 1 día. Puede recordar la fecha exacta porque fue el cumpleaños número 15 de su mejor amiga, aquella que conoció a los 6 años, cuando se mudó desde Rusia, la que vive exactamente frente a su casa, cruzando la calle. Fue inevitable hacerse amigos, ya que era un día realmente caluroso en Los Santos, y para un niño que venía de un país de frío, aún no se acostumbraba a tal clima, quizá por eso ese día estaba enojado y se negaba ayudar y solo se limitó a sentarse en el bordillo de la calle. El exceso de calor le obligó a buscar alguna posible sombra, podría haber ingresado a la casa, pero estaba enojado con sus padres, él no deseaba mudarse, había dejado a sus amigos y ahora debía incluso aprender un idioma nuevo, fue cuando su mirada se posó en el frondoso árbol de la casa del frente donde parecía incluso haber una casa de madera construida en esta, más no fue eso lo que le sorprendió, si no la niña que también estaba sentada en el bordillo, pero que a diferencia de él, ella estaba bajo la sombra del árbol, y con un helado en la mano. Cuando sus miradas se conectaron, ella simplemente le sonrió y elevó el helado y le hizo una señal para que se acercara.

El niño sabía que no debía seguir a extraños, incluso si aquel fuese una niña con un vestido rosa y 2 coletas. Simplemente hizo lo que su cuerpo le pedía, buscar refugio del odioso sol, y algo fresco. Fue ese día donde sus destinos se sellaron mientras compartían un helado, donde ella le enseñó a decir "Helado" en un nuevo idioma y él le enseñaba a cómo decir "Gracias" en Ruso.

Así que esa mañana, Viktor se levantó temprano, tenía un itinerario para ese día, ya que Dakaria lo mataría si no tenía su agenda libre, además a nadie engañaba que gustaba pasar tiempo con ella. Eran simplemente inseparables. Más cuando le contaba a su madre sobre sus planes, escuchó el timbre, se sorprendió un poco porque era muy temprano aún para que su amiga le llamase e iniciaran "La ruta del cumpleaños", lo que era un resumen de una lista de cosas que el cumpleañero hacía, la lista era tan larga como los años que cumplía, y el otro amigo estaba obligado a acompañarlo y ayudarle a cumplir cada uno de ellos. Además ella nunca tocaba, ella ingresaba por la puerta trasera la cual siempre estaba abierta. Por lo que Viktor se apresuró en ir atender a quien llamaba a la puerta, estaba curioso, y quizá algo nervioso, aún sin saber porqué.

Quizá él presentía lo que iba a suceder, como si existiera un sexto sentido que te advierte que tras una acción tu vida no sería lo mismo, fue eso lo que sintió mientras abría la puerta, mientras no encontraba a nadie más y por alguna razón su mirada fue a parar a la puerta del frente, ahí donde su amiga también de pie parecía observar desde el marco de su propia entrada. Porque ambos observaban que ahí se encontraba una caja, y podían presentir de que se trataba.

Por un momento ambos se sostuvieron la mirada, con esta parecían conversar de forma silenciosa, años de amistad y de crecer juntos habían perfeccionado esa habilidad. Casi sin despegar la vista uno del otro tomaron sus respectivas cajas e ingresaron a sus casas.