- 06 -

849 128 22
                                    

10 horas, y para Volkov bien podía haber sido una eternidad, no ayudaba que el dolor sordo que sentía en la cara por la fractura del tabique acompañara todas esas horas de preocupación. El sentimiento de impotencia le embargaba mientras estaba aún en el apartamento aferrándose a la esperanza de que Horacio no lo hubiese abandonado, aunque todo apuntaba que sí. Había escuchado rumores de ello, de lo que sucedía cuando a veces se negaba una de las partes aceptar la conexión de las almas gemelas, o cuando la relación se quebraba a tal estado que el Tiny simplemente decidía que tenía suficiente y abandonaba a su humano. Él ni siquiera había pensado que eso le sucedería. En su propia percepción creía que era la relación que tenía con las personas era cordial, claro exceptuando con los que quebrantan la ley, pero por lo general se preocupaba por mantener siempre una posición diplomática, eso creía, pero esas horas su mente había tenido el suficiente tiempo para evaluar cada una de sus relaciones y comenzaba a pensar que realmente se había convertido en un hijo de puta. Era exigente y serio con sus subordinados, con Robert era más relajado, pero lo justo para compartir con él algunas risas y no más, sus padres a veces debían soportar su humor cansino, quizá porque intentaban excusar su actitud solitaria por lo sucedido con Dakaria, ¿Pero de eso no había pasado casi 10 años? Luego pensó en otros amigos, otras relaciones, y no encontró nada.

Aquel vacío, la conocida soledad que le era cómoda ahora era asfixiante; en los meses que había compartido el apartamento con el Tiny al inicio se le hizo una invasión, porque incluso siendo pequeño su personalidad fue iluminando su vida, los días no eran callados, sus risas, la música que escuchaba, los bailes, la tv de fondo, las conversaciones de fotografía, el que le interrumpiera para pedir una opinión por un traje, incluso su curiosidad por saber de él, había sido una compañía. Más ahora cuando miraba su apartamento, todo estaba demasiado estático, como si le hubiesen arrancado el alma, o mejor dicho como si la luz que parecía iluminar y llenar de calidad el ambiente lo hubiese abandonado.

Aquella mañana tras contarle a Robert sobre su historia, por alguna razón sintió el repentino deseo de revisar a Horacio, guiado por este fue hasta la habitación y revisó la cápsula, cuando no lo halló en su cama, intentó guardar la calma aunque su mente le decía que algo había sucedido, sea porque encontró los trajes de H, regado por el suelo, y su completa ausencia, más la confirmación de ello había sido ver tirado en el suelo aquel álbum que él pequeño se había negado mostrarle, diciendo que era una sorpresa, este siempre se encontraba guardado cuidadosamente en un estante, incluso Horacio le había hecho prometer no revisarlo. Aquella actitud en su momento le hizo sonreír inconsciente, pero mientras miraba aquel tirado sin cuidado sobre la alfombra, en contra de su promesa lo levantó, con cuidado tomó el pequeño libro, entre sus dedos, y se detuvo en la inscripción de la primera hoja, el tiempo que tomó leer aquella frase, y luego ver el comprendió de fotografías de este con una leyenda, supo que realmente lo que sentía aquel pequeño ser por su persona, y desesperado comenzó a llamarlo a gritos, alarmó claro con estos a Robert, que olvidado por completo por el dueño de la casa preguntó que sucedía, cuando Viktor le dijo que le ayudará a buscar a Horacio por ahí, quizá desmayado, o algo, algo le decía que él pequeño ya no estaba en el apartamento. Lo había abandonado, se había rendido con él.

La soledad es agradable cuando uno lo elige, pero cuando es impuesta cuando la compañía era aceptada, era simplemente desesperanzadora, para el comisario no podía soportar otro minuto más sin actuar, incluso si Horacio lo había abandonado, no estaba dispuesto en ser abandonado, se negaba, aunque algo en él le recordaba que había sido el mismo que había insistido en mantener distancia, quiz aún el miedo. Pero había un sentimiento más grande que lo impulsó a ir tras la pista que lo haría recuperar al pequeño. Matthew o Gustabo, el único que pudo haberse topado con el Tiny. Recordó por un momento a Dakaria cuando observó el reflejo de la alianza que colgaba de su cuello, recordó sus votos, y la promesa que ella había exigido cuando aceptó casarse con él. "Hasta que la muerte los separe"

Segunda Oportunidad | Tiny U | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora