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La soledad te hace replantear cosas, te ayuda a ver en ti mismo, prueba tus barreras y tus límites, ayuda a establecer tu independencia, construyes un esquema de ti mismo, pero es adictiva, te puede aislar, hacerte ajeno al prójimo, e incluso intolerable a la intervención de otros. Viktor vivió solo casi una década, tenía patrones en su vida que le eran cómodos, mantener el control era casi una necesidad.

En tanto Horacio Tiny era... desconocido, nuevo, refrescante y una sorpresa continúa, el convivir con él lo hizo ver el mundo de otra forma, había aprendido mucho de fotografía, de cómo a veces el cambiar solo el lente el mundo era captado de distinta forma. Eso le hizo poner en perspectiva incluso sus propias percepciones, el pequeño de cresta siempre era curiosa, y le gustaba la razón de todo, además había descubierto que tenía una sonrisa fácil, un tipo de humor fácil, le gustaba reír, y aquello fue el primer cambio que supo. Cuando un día mientras leía tan concentrado un informe policial, se escuchó la risa de este, el sonido tan ajeno a una habitación silenciosa cortó el pensamiento del peligris, mientras levantaba la mirada y recordaba que Horacio estaba echado no tan lejos de él en sofá y este reía mientras leía algo en Twitter, desde el celular del mayor, el pequeño había creado una cuenta ficticia, de donde bueno se enteraba del salseo de la ciudad. Aquella noche el pequeño reía mientras leía algo. Cuando sintió la mirada del comisario este aún mantenía la sonrisa en su rostro, haciéndolo verse aún más radiante. Fue la primera vez que Viktor creyó que tenía una sonrisa guapa, porque hacía que sus ojos brillasen, y sintió cierta curiosidad qué era lo que le hizo sonreír y algo incómodo de no ser la razón de ello.

﹄ Hay una cuenta que se dedica publicar unos chistes malos cada que se va a dormir, en serio son tan malos que son graciosos. Espero cada noche solo para leerlos. Y oh... ¿Qué es wiwa?

— ¿Qu ... qué?

﹄ Hay un hombre ofreciendo wiwa, dice que es de calidad, y son mejores que los dulces de patio. ¿Puedo comprar un poco?

Claro que Volkov, se negó y el pequeño solo se encogió de hombros y decidió seguir la vida de los influencer de la ciudad, quizá Volkov le escuchó decir que él podía ser uno si se lo propusiera. Más adelante descubrirán que Wiwa era un código para la meta. Gracias a eso Volkov atrapó una banda menor de distribuidores. Pero no fue la única que descubrió de vivir con Horacio, si no que gustaba de cantar y bailar, una tarde que llegó antes de lo previsto, el pequeño se encontraba sacudiendo las caderas al ritmo de Brasil, lo escuchó tararear incluso un "LA LA LA", aunque cuando lo vio se sonrojó, y luego intentó que el también bailase, claro que este no lo hizo.

Eran estas cosas, que a veces le hacían ver que su silencioso hogar ya no lo era, el pequeño aún teniendo una cápsula tan grande comenzaba a dejar su toque en su propia casa, como cuando se sugirió que moviese la planta que cuidaba a otra parte del apartamento donde al parecer esta comenzó a crecer más saludable. Incluso había días donde el mismo se olvidaba de su promesa de mantenerse alejado y se encontraba divagando con el pequeño.

﹄ Tengo hambre.

— Podemos pedir pizza.

﹄ Quizá de algo más crocante y salado.

— Una fritura

﹄ Papas...

— Salchipapas...

﹄ Sí, podemos inter prepararlas.

— ¿por qué no comprarlas?

﹄ Recuerdos, ya te dije, me gusta armar recuerdos Vic.

Pudo negarse el de más altura, pero cedió, y se vió llevando a Horacio al supermercado, este vibraba de alegría, amaba ir de compras. No tardaron en ubicar las papas, aunque luego ambos debatieron si podían cortar estas tan perfectas, decidieron comprar las pre picadas, "Listas para freír" decía en el empaque, ambos se miraron y encogiéndose de hombros la compraron, una versión normal, otra versión Tiny. Pero Horacio además de eso lo arrastró al lado de la parte de dulces y chucherias.

Segunda Oportunidad | Tiny U | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora