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Al frente tenían ya el enorme castillo, la altura e imponencia de sus infinitas almenas y atalayas no podían ser alcanzadas por la vista y era evidente que jamás podrían recorrerlo en un día. Las dos mujeres estaban asombradas y más todavía cuando traspasaron el umbral y llegaron al vestíbulo, aunque Peeves estuvo a punto de arruinar la impresión del lugar cuando se preparaba para arrojar tizas. No obstante, la voz del director fue suficiente para imponer respeto y hacerlo desistir.

—Creo que será mejor que no le des una mala impresión de nuestro hogar a mis invitadas. No querrás que llame al barón sanguinario, ¿o sí?

Dumbledore les dio un pequeño recorrido por el gran comedor, explicándoles las divisiones de las mesas correspondientes a las cuatro casas y para Ashley una vez más era inevitable dejar volar su imaginación al encontrarse en ese lugar. Le pareció fascinante ver que el techo del gran comedor reflejaba el cielo del exterior, dando la impresión de que estaban a la intemperie. Ella amaba ese lugar, el cielo se veía hermoso ante sus ojos.

Ashley no dejaba de ver los estandarte de las casas, analizándolos para pero también sacaba fotos para después ponerlas en el álbum pero también pensaba en el pequeño Harry Potter, se preguntaba en que casa estaría. Dumbledore, al ver su expresión intuyó sus pensamientos sin necesidad de legeremancia, así que le colocó una mano sobre el hombro y expresó señalando el estandarte escarlata con el león dorado.

—Gryffindor, la de los valientes. Esa es la casa a la que perteneció nuestra querida Lily, su marido James y su único hijo, Harry.

La muchacha esbozó una sonrisa triste pero también aplaudió dando saltitos haciendo sonreír a su madre. Ella estaba feliz de escuchar eso pero miro al director.

—Me gustaría tanto haberla conocido. ¿Guarda usted alguna fotografía de ella y su hijo? —preguntó la muchacha con curiosidad – quisiera saber si somos realmente parecidas

—Sí, desde luego —respondió el anciano, todavía sin poder dejar de mirarla con curiosidad—. Ella y su marido eran grandes amigos míos. Ambos pertenecían a La Orden del Fénix, orden que fundé con el fin de ayudar a derrotar los planes de Lord Voldemort.

—Pero él terminó destruyéndolos a ambos —musitó Ashley con impotencia y odio. No conocía a ese tal Voldemort pero nada más con saber que él había asesinado a esa persona sentía ganas de matarlo.

Ella no habia vivido en Londres desde antes hace mucho tiempo ya que se fueron a Paris para pasar un rato en familia y no les gustaba estar siempre en un lugar.

—No, no es así del todo, recuerda que Harry sobrevivió. Muy pronto lo conocerás, mientras tanto solo puedo mostrarte su fotografía. Acompáñenme ambas a mi despacho.

Hope tuvo que inclinarse para traspasar el pasadizo que dejaba la gárgola detrás de sí para abordar la escalera que conducía al despacho del director. Había tantas cosas en ese despacho que llamaban la atención de las dos mujeres, pero Hope no dejaba de admirar el lugar.

Una vez allí, Ashley solicitó que en primer lugar pusieran en orden los detalles para el próximo torneo que era la razón por la cual Hope se encontraba ahí. Pero su madre se negó a hacerlo ahora.

La castaña estaba demasiado sumergida en sus pensamientos entretanto miraba por una de las ventanas lo que parecía ser el estadio de quidditch, allá a lo lejos. A ratos le llegaban fragmentos de la conversación de los dos estaban teniendo, aunque a decir verdad poco le interesaba y de esa forma supo que el director de Durmstrang ya había hecho su respectiva visita unos días atrás y cosas por el estilo, pero ahora sus pensamientos la trasladaron hacia su hermano Tyler... ¿Qué estaría haciendo? ¿Estarían e problemas? ¿Estará bien? Ella siempre estaba al pendiente de él y siempre le mandaba castas o le enviaba un mensaje de texto

Destinados al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora