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—Sirius—dijo en un pequeño susurro y con voz dulce al notar sus labios dándole pequeños mordiscos sobre su cuello. Noto que Sirius se alejó rápidamente de ella

—¿Qué pasa? ¿Te lastime? – ella negó con la cabeza

—No es eso cariño – acaricio su mejilla – es solo que no me parece buena idea estar aquí, en medio de pasillo

—Vamos – la tomo en brazos llevándola hacia una habitación libre.

Al estar dentro la acostó en la cama para comenzar a repartir besos en su cuello haciéndola sonreír, siguieron así hasta que poco a poco la ropa fue desapareciendo para después ser uno mismos.

Paso una hora y ambos estaban acostados en la cama, Ashley estaba abrazada a Sirius mientras recostaba su cabeza en su pecho mientras él hacia círculos en la espalda de su alma gemela. Ashley se levantó al escuchar que tocaban la puerta de la habitación, tomo una bata que estaba ahí para después ir hacia la puerta pero podía escuchar los quejidos de Sirius detrás de ella.

Al abrir la puerta se encontró con James quien no dejaba de mirarla de arriba abajo, ella no pudo evitar sonrojarse al notar que la miraba. James sonrió al verla sonrojada así que la tomo de la cintura pegándola a su pecho y darle un beso apasionado en sus labios sacándole una sonrisa a ella.

—Por qué no nos vamos a la habitación pequeño ángel y te sacamos esa bata – movió su mano hacia la bata pero Ashley lo detuvo

—No, ahora no es el momento – él hizo un puchero

—Déjala tranquila cornamenta – Sirius apareció vestido mientras sonreía

—Estas feliz solo por qué estuviste con...

—¡Basta! – grito llamando la atención de los dos – me voy a vestir y espero que se den un baño, Harry y los demás vendrán pronto así que es mejor que tú y Regulus se escondan – le dijo a James – quiero que sea una sorpresa de navidad

—No te preocupes por eso pequeño Ángel – beso sus labios

Ella sonrió para ir hacia su habitación y darse un largo baño, cuando termino de darse la larga ducha salió para ponerse una camisa blanca suelta que no dejaba ver su vientre abultado y una falda algo corta. Salió de la habitación para llegar hacia abajo encontrándose con nadie pero se detuvo al escuchar un ruido, ella giro su mirada haca la puerta.

—Tonks, ¿Qué poco has tardado en San Mungo?

—Solo quería acompañarlos y ver que Arthur estaba bien. Tenía ganas de pasar algo de tiempo contigo, ¿tomamos un té?—preguntó Tonks mientras que ambos se marchaban a la cocina, no la dejo preparar él te pero si saco las tazas y las puso en la mesa.

—¿Cómo está en el señor Weasley?

—Muy bien, os está muy agradecidos por lo que hicisteis. Creo que pasara aquí las navidades.

—Vaya eso es genial—dijo con una pequeña sonrisa falsa. Tomó la taza llena de agua y lo vertió en las tazas pequeñas mientras que ambas se sentaban.

—¿Cómo estás tú?—preguntó Tonks

—No lo sé, ¿Cómo me debería de sentir?—preguntó levantando la vista y encontrándose con su cabellera lila.

—Ahora que estamos todos aquí deberías de estar más alegre, ¿no?

—Sí, estoy feliz de tener compañía, pero no en la situación que hemos creado. No así

Destinados al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora