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Entonces

Las paredes se cernían sobre mi como enormes estatuas. Los rayos del sol se filtraban por las ventanas que delineaban la parte superior, derramando su luz por todo el estudio de baile. Motas de polvo bailaban en el aire y de vez en cuando rozaban mi rostro cuando en mis movimientos me acercaba a ellas.

Al igual que los trazos de un lápiz sobre el papel, mis pasos dibujaron mi constante rutina de baile como calentamiento. Los músculos de mis pernas se despertaron poco a poco, hasta provocar que un calor se extendiera por todo el cuerpo. Di un salto y giré sobre las puntas de mis pies, justo en el momento en que Taeyong apareció en el estudio.

Su mirada como siempre era tan gélida como un iceberg. Tenía un vaso de plástico humeante aferrado en su mano y con la misma sostenía su teléfono celular. Vestía una fina camisa blanca con los primeros botones desabrochados, junto con unos jeans y botines negros. Por las gotas que caían de su cabello rojizo, noté que se había bañado bastante temprano.

-Llegaste temprano-dijo sorbiendo del vaso. Colocó sus cosas sobre un viejo escritorio que se encontraba arrinconado contra una de las paredes del fondo.

Miré mi reflejo con el sudor perlando mi frente en el espejo que este tenía delante.

-Siempre lo hago. Tu pareces haber saltado tu típica rutina.

Rodó los ojos por mis comentarios. Como acto seguido, zambulló sus manos en su bolso en busca de quién sabe qué.

-Tengo algo importante que atender hoy...-se detuvo un momento mirando hacia al techo. De vez en cuando se detenía de lo que sea que estuviese haciendo y ponía su atención en alguna parte de su mundo-. ¡Mierda! Creo que no lo traje...El punto es que te involucra a ti. ¿Podrías prestarme tu libreta?

Ahora fui yo quién rodeó los ojos.

Caminé hasta el rincón donde había dejado mi bolso y las otras cosas. Hurgué entre ellas hasta alcanzar la libreta encuadernada que mi hermanita me había dado para mi cumpleaños. Cuando la tuve por fin entre mis manos, volví en dirección a Taeyong y se la alcancé.

-¿Me vas a decir en qué me involucra esto tan importante que tienes que atender hoy?

Mi entrenador de ballet levantó los ojos hasta posar esas cuencas castañas sobre las mías.

-¿Qué significa el ballet para ti, Nana? ¿De verdad te gusta tanto?

Dejé escapar un suspiro asombrado.

-C-claro que sí-no podía creer lo que me acaba de preguntar.

Recuerdo copiar las coreografías de los grupos que solían poner en los programas de música a los que mi abuela le gustaba ver cuando era pequeño. Me gustaba bailar. Pero no fue hasta que un día encontré una película sobre una bailarina, que por fin sentía la chispa entre el ballet y yo. Pasé horas intentando copiar sus movimientos; días hablándole a mis padre sobre ella y meses anhelando hacer lo mismo hasta que por fin un día mi madre me llevó a mi primera clase.

En ese entonces, Taeyong no había llegado aún al estudio. Pero recuerdo como mi primera maestra había visto mi amor por el baile cuando di el primer paso. Desde entonces, no había nada más que llenara mi alma como lo hacía el ballet. Era mi todo.

-Claro que sí-dije de nuevo y esta vez sonando más convincente-. El ballet es como al aire que necesito para respirar. Sabes bien que es lo que más amo en el mundo.

Asintió con la cabeza y a pesar de que las lágrimas amenazaban con salir, vi una sonrisa dibujada en su rostro.

-Eso es lo que quería escuchar-se acercó a mi y posó una de sus manos sobre mi hombro. Con la otra dio una suave palmada en mi mejilla-. Te lo pregunté porque hoy me reuniré con el equipo de Kim Nayeon. Quieren presentarte como su nuevo prodigio, Nana.

The Anatomy of Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora