Epílogo

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6 años después

-Tres, dos, uno...

Los niños a mi alrededor comenzaron a bailar. Trazaron la rutina que les había enseñado y se movieron por todo el escenario con gracia. Me llené de orgullo al ver a cada uno saltar y caer con gracilidad después de tanto tiempo de verlos practicar y caer. La música los hizo dejarse llevar, vi como vibraban con cada melodía y como cobraban vida sus movimientos con cada estocada del violín.

Las luces cambiaron de color hasta y con ello también el ritmo de la música. La bailarina principal giró sobre sus puntas, hasta que llegó el otro bailarín. Ambos dieron un salto antes de que comenzara la última parte de la presentación. Cuando me di cuenta, la chica giró varias veces seguidas como un trompo hasta dar el último salto que le dio fin al show.

Gritos de ovaciones que fueron seguidos por aplausos y flores que cayeron al escenario como la lluvia. Vi a cada uno de mis estudiantes sonreír ampliamente mientras que todos a su alrededor celebraban por el trabajo tan increíble que habían hecho. Por supuesto, no fui la excepción y aplaudí hasta que mis palmas ardieron.

Realmente me sentía orgulloso.

Las personas comenzaron a salir una por una. Algunas se detenían para hablar conmigo y agradecerme por lo que había hecho con sus hijos. Incluso varios de mis estudiantes se acercaron para darme abrazos y besos en las mejillas.

Cuando logré salir del hospital, me prometí a mí mismo hacer algo diferente. Bailar para mi no era una opción después del accidente. Tampoco es que no lo podía hacer, pero una noche después de la muerte de Joy, recordé que una vez ella me había dicho si realmente mi sueño era convertirme en bailarín. Las palabras no era concretamente las mismas, pero eso me inspiró para buscar algo que no se alejara del ballet y ahí fue cuando decidí abrir mi propio estudio.

Taeyong se unió a mi y gracias a eso logramos crear un imperio. Aquel estudio que había sido solo una enorme sala en un segundo piso, ahora era un enorme edificio con diferentes estudios y un gran auditorio donde acoger personas cada vez que se programaba un show. La voz se corrió por toda Corea e incluso por todo el mundo. Habíamos hecho algo que todos los días me maravillaba.

Después de la muerte de Joy fue difícil hacerle frente a tanto. Tuve que buscar una alternativa que me ayudara a salir de mi propia cabeza. Incluso con las terapias, no fue suficiente y hasta que no comenzamos con el estudio, no logré salir de allí.

Aún así, fue Jeno quién me ayudó a comenzar de nuevo.

Una noche le conté todo lo referente al accidente. Él sabía algunas cosas, pero esa noche fui totalmente sincero y desnudé mi alma ante él; le hablé sobre mis padres, sobre mi insano deseo de ser alguien en esta vida y sobre cómo le había destrozado el corazón a Mark. Ambos estábamos a la orilla de un río y no pude evitar pensar que su amor para mi era como esa masa de agua que fluía en diferentes direcciones. Gracias a él pude abrirme paso como el mismo río, gracias  Jeno pude seguir adelante.

Fue difícil para ambos, porque solíamos vivir con la constante preocupación de que su corazón podía fallar algún día. Pero después de largas sesiones de terapia y las visitas al médico juntos, comenzamos a vivir cada día como el último.

Nuestra boda incluso fue planeada de la nada.

Recuerdo como en un restaurante me pidió matrimonio después de tener los labios hinchados por el picante del kimchi. Fue gracioso pero al mismo tiempo es un momento que atesoro maravillado. Como ambos habíamos aprendido a vivir el cada día como último, recuerdo que montamos nuestra propia boda a las orillas de un bosque. Logramos contratar un servicio de eventos y juntos a ellos y nuestros amigos, Jeno y yo nos juramos amor para siempre.

The Anatomy of Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora