Luna de Miel (pt. 2)

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Había sido un aterrizaje tranquilo después de unas horas de viaje hasta las pequeñas islas que eran rodeadas por un infinito mar, con distintas y bellas tonalidades que se veían perfectamente desde las alturas.

—Finalmente, llegamos.

—Así es. Vacaciones aquí te voy —decía Rubén mientras sacaba sus maletas de la sección que las acomodaba arriba de sus cabezas.

—Bueno, así como vacaciones VACACIONES, tal vez no lo son...

—¿Por qué lo dices? ¿No crees que hemos trabajado duro este año? Además es nuestra luna de miel.

—Solo te he trabajado a ti, y a fondo.

—TÍO CÁLLATE —le dijo entre dientes lanzando una mirada asesina a su pareja.

—Rub... —le susurró. —No creo que nadie nos entienda por aquí... Relájate muchacho —respondió con serenidad.

—Solo ten tu maleta y bajémonos. —le dió la espalda rápidamente mientras esperaba que las personas frente a él se movieran hacia la salida del avión.

Después de hacerse el exámen de PCR al bajar del avión, fueron directamente en un auto arrendado hacia el hotel que les estaría esperando con un cuarto especial para turistas, mientras debían esperar que llegaran los resultados. Significaban 36 horas encerrados sin poder pasear por las blancas arenas y aguas cristalinas que les rodeaban. Pero para ellos no seria un problema cuando se trataba de dos semanas completas en el paraíso.

—A todo esto, ¿qué haremos durante dos semanas? ¿No crees que son muchos días para unas pequeñas islas? —preguntó Rubén mientras desempacaba su ropa de la maleta.

—¿No viste desde arriba el tamaño que tienen? Veo que hay mucho por recorrer.

—Sólo digo que, podríamos haber elegido tambien otro lugar para la luna de miel.

—¿Ir de nuevo a Japón dices tú?

—No, Samuel, me refier... —le interrumpió.

—Que va, si es broma. No te enojes. No es necesario que me llames por el nombre completo -se levantó de la cama y fue hasta él para abrazarlo por el costado.

—Andas muy bromista desde el avión.

—Creí que ese era tu papel, Rub.

—Pero parece que me lo has robao'...

Dicho eso, Samuel decidió ir al baño para refrescarse un poco luego de tantos cambios de temperatura, y de emociones.

Mientras tanto, aquél chico que se sentía ofendido en medio del cuarto mientras desarmaba su maleta, tomó su móvil e hizo una fotografía de las vistas que tenía desde su ventana.

—Es muy lindo aquí, aunque imagínate un temblor o algo. Adiós vida.

—No pienses eso, mira que puedes traer las malas víbras —salió del baño.

—¿Ves? Yo digo que hay que cambiar el vuelo hacia otro destino, y no irnos en seguida a España.

—Bueno, bueno, ¿a dónde te gustaría ir entonces?

—A Suiza.

—¿Suiza, qué tiene Suiza?

—Hay niños con sabor a chocolate, y hay nieve.

—Si dices eso en voz alta te pueden cancelar... -Dijo Samuel agarrando finalmente su maleta para deshacerla también.

—Entonces, ¿qué dices? Una semanita aquí y otra en Suiza... y después partimos a Españita.

—Está bien. Maldivas y Suiza.

—VAMOOOOOS.

Osito y Triple 7 en La Vida || RUBEGETTA || Parte 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora