Capítulo 3

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Amadeo


— Si te me acercas te juro que te desfiguro la cara —le advierto a Raziel cuando veo sus intenciones.

— La cague —reconoce.

— Te voy a dar un premio por darte cuenta de lo obvio ¿Sabes cual es? —niega tímidamente —. Una fiesta de visitas de mi puño.

— Amadeo...

— Que te calles dije, ¿Eres consciente de todo lo que le dijiste a Atalía? ¿De lo mal que la hiciste sentir? ¿Eres consciente de todo lo que salio de tu asquerosa boca?

— Amadeo, ya —reprende Renato.

— No me voy a callar, que tu hijo sea consciente de sus acciones.

— Ustedes son hermanos, compórtense.

— Él no es mi hermano, él mismo se encargo de acabar con esto —Raziel traga duro ante mis palabras —. Y cuando vuelva, no te quiero cerca de Atalía.

— Si es que vuelve —masculla entredientes.

Aprieto mi mandíbula — ¿Vas a seguir Abigail? Obviamente ella va a volver, así tenga que ir al infierno a buscarla.

— Podrías morir si haces eso.

— No me importa si muero con tal de que ella este bien.

— Dios, si te encaprichaste feo con ella.

— Atalía no es ningún capricho —replico inmediatamente.

— Por favor, claro que lo es. ¿Unos seis meses y sentiste por ella lo que jamás has sentido por alguien? Solamente buscas engañarte con ella, el que sea tu Persona te ciega.

— El tiempo no mide el amor, Raziel. Y como vampiro cuyo poder es manejar las emociones deberías saberlo. Sientes las mías y sabes lo que siento por ella. El tiempo no debería ser un factor cuando se ama como yo la amo a ella —resoplo —. Y no se porque pierdo el tiempo explicándote esto cuando jamás sabrás lo que es. No eres un vampiro de sangre azul y tampoco eres la Persona de uno.

— Tienes razón, si me voy a encaprichar con alguien, paso —es su respuesta.

— Vete a la reverenda mierda, Raziel.

— Anda tú, y apartame un puesto.

— ¿Por qué Raziel y Amadeo discuten como un viejo matrimonio divorciado? —pregunta Riza recomponiéndose y yo suelto el aire que no sabia que estaba reteniendo.

Los tres rápidamente nos acercamos a ver su estado. Luce algo desorientado.

— ¿Cómo te sientes? —pregunta Raziel.

— Como si me hubiera arrollado una todo terreno y luego lanzado de una ventana del piso treinta —frunce el ceño — ¿Y Atalía? ¿Dónde esta Astaroth?

Nadie responde. Trago saliva.

— ¿Lo hizo? ¿Se fue al infierno por mi? —pregunta con la voz a punto de quebrarse.

Asiento con la cabeza.

— No... —baja la cabeza.

— Volverá, el engendro dijo que solo serian ocho horas. Ella va a volver —intento calmarlo aunque en realidad busco convencerme a mi. Ella tiene que volver.

Intento llamarla pero por alguna razón no puedo sentirla. Mierda.

— Debemos romper ese hechizo para ayer.

Se que Atalía es inteligente y podrá cuidarse, no puedo evitar preocuparme, pero la conozco. Mientras ella esta allá yo haré todo lo posible para romper esta maldición.

Princesa del Infierno #2 [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora