Tú y yo

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La habitación quedó en silencio después de que los amigos de Kirishima se despidieran, dejando a Bakugou y a él a solas. Fatgum estaba en la sala de estar, dándoles su espacio. La tensión entre Kirishima y Bakugou era palpable, como una corriente eléctrica que flotaba en el aire.

Con un hilo de voz algo grave, Kirishima rompió el silencio.

—Katsuki, ¿viste ese vídeo?

Bakugou se acomodó en el borde de la cama, evitando el contacto visual directo con Kirishima. Asintió levemente, sin decir una palabra. La gravedad de la situación pesaba en el ambiente.

— Lo vi, — hizo una breve pausa— aunque no todo. Aizawa pausó en vídeo casi a la mitad. — mintió con descaro por el bien del pelinegro. 

Katsuki, sorprendentemente sereno, observaba a Kirishima con ojos intensos. Era evidente que había algo más que quería expresar, pero las palabras parecían resistirse a salir.

—Eijiro, no soy bueno con este tipo de mierdas, pero... —el rubio frunció el ceño, como si estuviera luchando consigo mismo—. También me importas, maldita sea. No te creas especial por ello. Ya sabes lo que quiero decir. 

Hubo un momento de silencio tenso, y Kirishima no pudo evitar esbozar una sonrisa.

—Blasty,— sus mejillas se tornaron un poco más rosas,— ¿qué es lo que quieres decir específicamente?— debía asegurarse. 

— No seas estúpido. Sabes a qué me refiero.— se siguieron mirando. Sus labios temblaron con ligereza.—Esto me parece ridículo, ya nos besamos.

— Tú me besaste.

— Eres un idiota, pelirrojo.— porque sí, a los ojos de Katsuki, ese idiota de cabellos en punta siempre sería pelirrojo, sabía que Eijiro se sentía seguro con ese color. —Te quiero. 

— Yo también te quiero. Bueno, creo que ya te lo dije— rió por lo bajo extendiendo su mano par tomar la del contrario.—Es algo que he sentido por un tiempo, y después de todo lo que ha pasado... pensé que debías saberlo.

Bakugou finalmente levantó la mirada para encontrarse con los ojos intensos de Kirishima. Una mezcla de emociones cruzaba por su rostro, desde la sorpresa hasta una vulnerabilidad que rara vez se dejaba ver en él. Aunque Bakugou era conocido por su actitud explosiva, en ese momento se encontraba en territorio desconocido, navegando aguas emocionales que no solía explorar.

La atmósfera se relajó ligeramente, y ambos se sumieron en un silencio cómodo. Aunque sus palabras eran pocas y su dinámica única, era evidente que algo había cambiado entre ellos. Kirishima, consciente de la necesidad de reposo, decidió cerrar los ojos por un momento, sintiéndose agradecido por la compañía de Bakugou en ese momento crucial de su vida.

La habitación estaba sumida en un silencio reconfortante, solo roto por los leves susurros de la respiración de Kirishima y Bakugou. El ambiente parecía impregnado de una extraña calma, como si todo lo sucedido se disolviera en la penumbra de la habitación. Los dos héroes, normalmente tan imparables y llenos de energía, compartían un momento de vulnerabilidad.

Aunque el cansancio y la tensión pesaban en el aire, Kirishima, con gestos suaves, se acomodó en la cama para darle espacio a Bakugou. Hubo algo en esa invitación, en el espacio que se creaba entre ellos, que resonaba más allá de las palabras. Katsuki, tras un breve titubeo, aceptó la oferta y se colocó a un lado de Kirishima. Se recostó, apoyando su cabeza en el pecho del pelinegro.

Pequeños secretos (Kiribaku/ Bakushima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora