V Del primer Bloque:

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Apenas pasó por esas puertas y observó a su prometida supo que este sería el viaje más tedioso que haya experimentado, Allard conoce los ojos de un buitre.

—Es una niña estúpida —espetó con disgusto, siempre supo que se casaría con mujeres codiciosas desde la cuna hasta la tumba, y esta en especial posee un aire avaro asqueroso a los ojos de Allard—. Me recuerda a la perra Madre Odilia, es su imagen, su voz, sus palabras, su todo. Es repugnante.

El Duque se hallaba recostado con la chimenea de frente, solo viendo el fuego arder e imaginando cómo sería quemar ese castillo con todos los Vaughan adentro.

—Para ella tú eres el repugnante, eres viejo y ni sabe si tu miembro funciona —replicó Eda quien paseó con los pechos al aire por la habitación—. Brent, ¿qué piensas tanto?

Sir Brent afiló su espada en un rincón, no intervino, llevó sus ojos al rostro de la señora evitando por completo los claros y suaves pechos.

—Que una niña tomaría como bendición si su esposo no puede parar su hombría, es más, a la primera princesa se la casó con un octogenario —Ante las palabras de Brent, Eda soltó una carcajada, el pobre se dio cuenta muy tarde de su error y quiso disculparse—. Claro que no digo que mi señor sea un octogenario incapaz de levantar su mástil, no es eso, no es eso, lo juro.

—Basta —Allard se levantó, dándole una mirada desagradable a su hermana salió del lugar—. Cubrete, aquí no. Estamos en el gran y majestuoso Castillo de los Vaughan, respeta.

—¿A dónde irás? —preguntó Eda sin hacer ni el amague de cubrirse, con su torso al descubierto se acostumbró a dormir sin importar la presencia de su hermano o compañía, eso no cambiará hoy.

—Por supuesto que no te importa —Fue tan agrio que Eda retrocedió cohibida, algo triste también. Allard notó su brusquedad innecesaria y dijo—. Vi a alguien...interesante. Volveré pronto, no me verán.

Así se fue el Duque dejando atrás a sus seguidores, caminó viendo a sus lados y espalda, vigilando y deslizándose por los rincones, ¿qué haría el rey si lo atrapan husmeando después de un día de llegar?, todavía no celebra su banquete de compromiso, podría no llevarse a cabo, debe evitar cualquier inconveniente que ponga en juego su asunción en la línea.

«No está», jura que lo vio, ¿dónde se metió?, ¿acaso huyó al ver un rostro conocido?

Creía el tema concluido luego de deambular por los pasillos sin éxito, pasillos confusos para el Duque, y perderse en cada esquina es fácil, además de la constante rotación de guardia. Tuvo el impulso de volver cuando lo encontró, estuvo allí todo el tiempo, haciendo su trabajo.

—Te hallé.


                     (...)


Vagle es estúpidamente resbaladizo.

Cuánto se puede andar para llegar a un lugar tan barroso, un autentico asco, si pudiera mandaría todo al demonio y volvería a Leviatán, no molestaría a su padre ni volvería a costarse con su madrastra o hermanas, o primas, o tías, o sirvientas, o lavanderas al azar. Es más, desde que llegó a la capital no ha tocado ni a una sola fémina, quiere cambiar, tal vez eso llegue a los oídos de su padre y le permita volver.

Los Segundos Señores -Primer Bloque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora