8: Espécimen magnífico

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He dormido como una reina, aunque me decepciono de estar despertando en el pectoral de un íncubo, pero no me puedo quejar, al fin he dormido bien. No recordaba que el sexo fuera tan genial, no había tenido uno así en mucho tiempo. Aunque mi cuerpo está perfecto, me preocupa esa curación tan rara en mí, o sea parece bueno, pero no me puedo confiar. No es como si antes me hubiera alimentado y me hubiera curado tan rápido. Lleva su tiempo y solo te quita el hambre. Sin contar que he tenido sexo con un íncubo, no con un humano, no es normal para mí.

Recordar su piel contra la mía, me hace flexionar las piernas. Él dentro de mí, en cualquiera de mis orificios, y ese pene, no sé qué tiene, pero supo cómo tratar bien a mi ano en el segundo round. Los íncubos pueden generan lubricantes a través de sus miembros, suena raro, pero de esa forma pueden tomar energía también por detrás, así el cuerpo de la mujer no sufre ningún daño durante el acto sexual. Si bien aparenta sexo normal y puede haber daños como cualquiera, no provoca heridas graves, ni siquiera siendo sexo duro. Los súcubos y los íncubos no matamos a nuestras presas a menos que nos comamos toda su energía, no hay lesiones físicas, solo agotamiento. Y si las hubiera, sería porque se ejerció algo muy similar al sexo humano. Normalmente si tienes poco rango y emociones, pueden ocurrir estos errores mínimos. Por eso me parece extraño que ni siquiera tenga dolor en el trasero.

Bueno, basta de pensar en metabolismos sobrenaturales y excesivamente excitantes, aquí lo importante es que ahora que estoy recuperada, podré ir a la ciudad del control y averiguar sobre lo que me ha pasado, tengo una corazonada muy fuerte con ese lugar.

Ojalá recordara por qué.

―¿A dónde vas? ―Veo abrir los ojos a Ever y detener mi brazo cuando estoy por levantarme.

―Suéltame ―exijo.

Mantiene su fuerte mano en mí.

―Ya obtuviste lo que necesitabas, pero no es prudente lo que estás pensando.

―¿Y qué estoy pensando? ―Enarco una ceja.

Sonríe de lado.

―Volverás a salir.

―Qué miedo, me descubriste, era tan obvio. ―Ruedo los ojos.

―¿Te acompaño? ―Continúa sonriente.

―¡No! ―Logro zafarme―. Tú debes ir a recuperar tu energía con tu doctorcita y yo encargarme de mis asuntos.

Apoya el brazo en el colchón y lo flexiona poniendo la mano en su mejilla, se ve bastante cómodo la verdad.

―¿Celosa?

―Tú eres el cachondo conmigo, no yo contigo.

―Eso no dijiste anoche. ―Se relame los labios.

―Eres alimento, fin. ―Alzo la cabeza.

Me levanto de la cama, pero no me sigue, solo mueve su vista y se mantiene callado mientras me cambio. Todo el tiempo me está observando, pero abandono su mirada intensa cuando me salgo del cuarto.

Necesito llamar a Sem, así que iré a buscar su tarjeta en mi habitación y utilizaré a ese humano para entrar de nuevo en la ciudad del control.

Una vez dentro, estoy en la plaza principal. Hay robots por doquier, algunos vuelan vigilando, otros riegan las plantas. Me mantengo sentada en el banco esperando al chico. Con un permiso especial de su corporación, pude entrar por otra parte y evitar los controles. Tuve mucha suerte al encontrar a este muchacho. Quizás no debí venir sola, pero soy un demonio, es natural para mí trabajar en solitario.

Sem se está tardando mucho, tendré que entrar al laboratorio por mí misma. Me levanto del banco, entonces lo veo venir corriendo.

―¡¡Al fin!! ¡¿Dónde estabas?! ―me quejo.

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