0: Antes del principio del fin

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Hace 5 años.

Puedo oír los bombos, los gritos, los abucheos, el deseo para que se conceda mi muerte. Me odian, quieren que fallezca frente a sus narices, necesitan ver mi piel arder y lo conseguirán. No hay escapatoria de este martirio al cual nunca pensé llegar.

Voy a ser quemada viva.

Mi cuerpo está amarrado a un tronco, muchas maderas se encuentran clavadas alrededor, hay paja para que cuando utilicen el fuego, este se extienda.

―Quieren hacerme pagar porque me alimenté ¡Qué groseros! ―me burlo y me río―. No entienden lo que es placer. ―Me relamo los labios―. Imbéciles ¡Yo les di alegría a sus miserables vidas! ―les grito desesperada.

―¡Cállate, maldito demonio! ―grita un hombre.

―¿Me comparas con un demonio común? Qué indignación.

Soy un súcubo, un demonio que se alimenta de la energía vital de los hombres para sobrevivir, un monstruo en forma de mujer que ha nacido para seducirlos y arrancarlos de sus miserables vidas masculinas ¿Cómo se atreven a compararme con un simple demonio común? ¿Acaso no les he traído suficiente pasión? Es indignante como algunos humanos se toman todo a la ligera sin informarse. Qué decepción, luego de todo lo que he dado a esa raza llena hipócritas. Mínimo un gracias, por alegrarles la vida, pero no, ellos deciden quitarme la mía.

Si tan solo podría hacer aparecer mis alas, le cortaría la cabeza a unos cuantos, pero la maldita bruja que está por allí, bloquea mi energía o en realidad la poca que me queda, porque justo no me alimenté bien.

―¡Mátenla, mátenla, mátenla! ―grita la multitud repetidas veces.

El fuego es acercado hasta mí y me alarmo. Miro al hombre que está cerca e intento usar lo que me queda de poder.

Ayúdame. ―Queda hipnotizado―. Te daré lo que quieras. ―Paso mi lengua por mis labios.

El hombre golpea a la hechicera, lo que me permite aparecer un ala en una clara especie de nube. La materializo de la manera más sólida y ruedan las cabezas como de cinco mujeres. Puedo ver la sangre en el suelo. Un vampiro estaría muy feliz en estos momentos, a mí solo me da asco, lo mío no es la sangre, sino la piel. Intento cortar las sogas, mientras más personas siguen dando lo mejor de sí, para que no escape a mi no muy deseada muerte. Lastimosamente la bruja deja inconsciente al hombre, para luego hacer un conjuro y que las plantas salgan del piso para que de forma repentina pueda cortar mi ala.

―¡Ah! ―grito por el dolor y cierro los ojos sintiendo como lo poco que me queda de energía se va desvaneciendo.

―Dame eso ―dice la hechicera y le saca el fuego a una mujer para tirarlo rápido sobre la paja―. ¡Los monstruos nocivos deben fallecer!

―¡¡¡No!!! ―grito cuando veo las llamas extenderse―. ¡¡Haré lo que quieras, maldita seas, no iré al infierno, aún no!! ―Forcejeo, pero no hay forma, voy a morir aquí.

―Vete a donde perteneces.

El fuego comienza a quemarme y el dolor se impregna en mi piel. Lloriqueo, es el principio de mi fin. No quiero morir. Lágrimas se escapan de mis ojos, grito por el sufrimiento y me ahogo por el humo.

―¡¡Perdóname, perdóname!! ―grito desesperada mientras oigo como festejan mi sufrimiento―. ¡¡Malditos humanos, me duele!! ―chillo lo más que puedo aunque sé que nadie va a ayudarme―. ¡¡¡Ah, por favor!! ―suplico.

Entre el dolor y que pierdo fuerzas, no logro discernir lo que sucede, pero mi piel al parecer no es lo único que se quema. Bolas de fuego caen desde el aire y la gente comienza a morir, a quemarse viva como lo estoy haciendo yo ahora mismo. Pensaría que es el karma, pero una viene directo hacia mí.

Al menos, no sufriré más.

Seducción VitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora