E P Í L O G O

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Y. G.

Había silencio.

Un largo, tenue y ruidoso silencio.

Llevaba poco más de diez segundos esperando algún tipo de ruido, pero aún insistiendo con la mirada, Jimin no parecía querer decir algo. Me ponía nervioso el simple hecho de pensar que esto era poco para él, por eso mantenía mis manos, ocupadas jugando con mis dedos y pensando en cualquier otra cosa que no fuera a mi Jimin parado en silencio junto a mi.

Le doy otra mirada esperando a que decida el momento de hablar, y entonces una sonrisa tierna aparece en su rostro haciendo que mi corazón vuelva a latir y la sangre circule correctamente por mis venas. Por un momento había llegado a creer que estaba desepcionado.

—Me gusta —dice finalmente y lo abrazo con rudeza, mi respiración volvía a la normalidad poco a poco.

—Qué bueno que te agrade —me separo de él —. Sé que no es mucho pero... —levanta una mano y dejo de hablar, sonríe y acaricia mi mejilla.

—Es perfecto —sus palabras me hacen sonreír con alegría. Le doy un pequeño beso y lo guío hasta la habitación tirando de su mano y llevando su maleta a mi hombro.

—Acabo de comprar la cama —le digo mientras dejo la maleta en el suelo, Jimin se sienta en el colchón y sonríe mirándome.

—Es cómodo —da un par de brincos y extiende sus manos hacia mí, no dudo en tomarlas antes de que tire de mi haciéndome caer sobre él, me sostengo sobre mis antebrazos cuando lo escucho quejarse.

—¿Acaso quieres que te aplaste? —le reprocho intentando levantarme, pero me sujeta fuerte de la cintura impidiendo mi escape. Mira mis labios y después mis ojos.

—Eres ligero, Yoongi Hyung —sonríe. Ruedo los ojos, no por ser delgado quería decir que era ligero, pero Jimin nunca lo diría.

—¿Qué planeabas? —pregunto con curiosidad y acaricia mi mejilla.

—Estrenar la cama —sus simples tres palabras bastaron para ponerme duro. No mucho, pero si lo suficiente para saber que si no hablaba en serio tendría que tomar una larga ducha fría para calmarme. Lo miro esperando a que ría o desmienta su petición, pero no lo hace y, joder, mi corazón da un brinco en cuanto lo noto mirarme con un brillo especial en sus ojos, y mi cuerpo entero reacciona ante él.

—¿Estás seguro? —no oculto la emoción en mi voz, dejo que mi tono le deje claro que lo deseo tanto, o incluso más, que él.

—Sí —susurra. Entonces tira del cuello de mi sudadera para besarme. Lo sigo sin problema dejando caer mi peso sobre él y, cuando no escucho queja alguna, lo obligo a girar para que ahora él quede encima mío. Sus piernas están a mis costados y se ayuda con sus rodillas para frotarse contra mi, logrando que sólo esa pequeña acción me ponga totalmente duro. Acompaña nuestro beso con una leve mordida en mi labio inferior antes de bajar hasta mi cuello.

Sigue su camino hacia abajo y, cuando llega a mi pantalón sé lo que se aproxima. El deseo baila en sus pupilas y yo sólo podía pensar en no ponerme nervioso.

Jimin deshace la hebilla con habilidad antes de enganchar sus dedos en mi ropa interior y tirar de ella liberando mi ereccion ante él.

No puedo evitar sonreír cuando lo noto mirarlo con asombro.

Me da una mirada traviesa antes de tomarlo con una mano y bombear un poco.

A estas alturas mi alta temperatura se veía reflejada en mis rojas mejillas.

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