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V E I N T I T R É S

J. M.

Taehyung y yo estábamos en el aeropuerto, ya habíamos planeado todo, pero como siempre, comencé a ponerme nervioso y llamamos a Yoongi sólo porque yo lo pedí, quería escucharlo y tal vez poder pedirle perdón, pero la llamada había fracasado totalmente.

Ambos estábamos sentados esperando nuestro vuelo, y a pesar de que Tae estaba conmigo me sentía solo. La llamada me había dejado mal, y Tae lo sabía, por eso no había mencionado nada desde que colgamos.

—No sé qué se supone que deba hacer ahora —murmuro cuando sé que no lloraré a la mínima palabra y lo miro. No se me escapa la mirada y sonrisa tristes que me da antes de llevar su mano a mi nuca y acariciar un poco, acto que me relaja un poco.

—No rendirte —dice. Sus palabras me hacen soltar una risa cansada que solo logran que me mire confundido.

—Me parezco al típico chico que va tras su amor verdadero, y que por más que lucha por él no logra tenerlo —una sonrisa se asoma en mis labios a cada palabra que digo —. Estoy harto de correr y no llegar a ninguna parte.

—Sí te rindes no ganarás.

—¿Y quien me asegura que cuando llegue Yoongi no va a mandarme a la mierda?

—El Jimin que conozco no se rinde tan fácil.

—Ese Jimin va a dejar de existir pronto.

—Entonces deberías de dejar de quejarte y terminar la carrera.

Lo miro. Se ve tan serio que no sé qué decir, mi mente y mi corazón estaban en desacuerdo, y si no lograba que conectaran lograría hacer un caos en mi.

A los pocos minutos en las bocinas anuncian nuestro vuelo, y ambos nos dirigimos al pasillo donde una azafata está recogiendo los boletos. Mientras esperamos nuestro turno, porque un señor ha perdido su boleto, no puedo evitar sentir una sensación de arrepentimiento; una parte de mi decía que debía rendirme, dejar las cosas como estaban y seguir con mi patética y aburrida vida, pero otra, una más sincera y directa, me decía que no debía dejar ir al amor de mi vida aunque fuera un error, que debía ser un hombre con lo sucedido y seguí con el plan, pero sinceramente ya no sabía siquiera qué parte seguir.

—Boleto por favor —la señorita me mira con una sonrisa ¿cuando avanzó tanto la fila? Le sonrío de vuelta y le entrego mi boleto, cuando me entrega la otra parte, me deja entrar y avanzo solo unos pasos para esperar a Tae.

En menos de cinco minutos ya estabamos en nuestros lugares, con el cinturón de seguridad colocado y unas botanas en nuestro portabrazos.

Observo de reojo como la mirada de Tae cae sobre mi cuando anuncian que va a iniciar el vuelo y lo observo sonreír. Jamás había viajado en avión.

—¿Listo para recuperar al amor de tu vida? —pregunta, mis manos están aferradas a mi asiento con fuerza.

—¿Puedo arrepentirme?

Niega.

—Nah.

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DannyBL.