14.

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El crucio le estaba provocando un insoportable dolor, doblaba su espalda y extendía sus extremidades totalmente tensadas mientras sus venas se marcaban perfectamente en su mandíbula y antebrazos.

—Ya es suficiente.

La tortura paró, de momento. El rubio tenía la respiración agitada al sentir nuevamente tanto poder corriendo por su cuerpo, por su brazo extendido, por la varita con núcleo de fenix que sostenían sus delgados dedos. Bajó el brazo mientras el moreno caminaba con paso tranquilo hasta es sudoroso hombre.

—Te lo preguntaré una vez más: ¿Dónde está Blaise Zabini?

El sujeto tenía el cuerpo tan cansado y adolorido que le costaba hasta mover la lengua para responder. Harry lo miró por un momento antes de pararse y hacerle una señal a Draco para que siguiera.

—¡No! ¡Por favor, ya no más! —salió de lo profundo de su ser—. Yo no sé dónde está... No sé qué es lo que pretende... —dijo con la voz entrecortada y los ojos cerrados, las gotas de sudor caían por su frente—. Solo sé que está buscando desesperadamente una criatura, ya tiene varias... No entiendo por qué las quiere, solo sé que hay una que no puede encontrar...

Draco lo miraba fijamente y Harry volteó para ver de nuevo al hombre.

—Y sé... Sé que tiene varios negocios que le están generando mucho dinero... pero insiste en que son pocos, que tienen que ser más... No sé qué pretende hacer con tanto dinero... —finalizó y tragó saliva abriendo los ojos—. Es todo lo que sé... Lo juro...

Los ojos verdes del auror permanecían fríos e impenetrables, su mandíbula apretada y sus pensamientos a toda máquina. Las últimas horas habían pasado demasiado rápido, pero fueron realmente intensas, el moreno podía comprarlas con tomar doce libros de whisky de fuego de un solo tirón. La persecución, los heridos en la misión, todo venía a su mente al mismo tiempo y eso le hacía doler el cuello y la sien.

Observó al cómplice de Zabini de pies a cabeza, el sujeto había manchado los pantalones por la tortura y su rostro estaba cubierto de sangre. Harry no se arrepentía de nada, todo ese tiempo el tipo había estado fingiendo ser Noah con una poción multijugos, les habían visto la cara de estupidos y eso no le gustaba. Volteó hacia Draco e hizo un asentimiento para que continuara.

—¡Juro que es todo lo que sé! ¡lo juro!

—Y te creo —afirmó Harry metiendo las manos en los bolsillos—, pero intentaste matar a una Innefable, dejaste herido de gravedad a varios aurores y por tu culpa murió una aurora novata.

—Yo no la empujé, ella corrió hacia las vías y se la llevó puesta el tren... por favor... Yo solo hacía mi trabajo...—lloriqueo con mirada suplicante.

Harry lo observó largo rato.

—Pues yo también estoy haciendo mi trabajo. Continúa, voy a ver a Herms —Draco sonrió y levantó el brazo hacia el hombre, quien comenzó a gritar desgarradoramente.

El ruido de la tortura desapareció en cuanto cerró la puerta de la sala detrás de él.

—Harry Potter, ¿cómo se te ocurre usar una imperdonable? —bramo la castaña furiosa al tiempo que golpeaba el pecho del moreno—. Por algo están prohibidas, no puedes simplemente saltarte las reglas —dijo molesta. Sus puños impactaban contra el auror, sin ánimos de golpearlo de verdad, pero con total intención de descargarse. Harry no se movía ni un centímetro.

Luego de un minuto de réplicas y pequeños golpes, Harry tomó las muñecas de la castaña para que se detuviera. El pasillo estaba desierto, solo se escuchaba a la bruja enojada.

Cállate y obedece, Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora