—Agáchate —le ordenó y el rubio obedeció— ¿estás seguro de que vive aquí? El lugar se ve abandonado.
—Creo que si.
Harry volteó a verlo.
—¿Cómo que crees que si?
—Lo conocí durante uno de los cumpleaños de Zabini, no era especialmente amable, pero en ese momento estaba aprendiendo legeremancia y me sirvió de práctica, fue muy sencillo entrar a su mente.
—O quizás era bueno en oclumacia y te dio recuerdos falsos.
—Ya te dije que estoy casi seguro de que es un squib, no sentía ni una pisca de magia dentro de él. Y si no fuera por mí todavía estarías buscando quién es, así que deja de quejarte y entremos —el moreno resoplo molesto y volteó a ver la casa.
—Okey —dijo mientras buscaba algo dentro de su capa.
—Espera ¿Qué hacemos con el artefacto torturador de mi tobillo?
—Tiene magia intuitiva, estoy cerca y no te hará nada mientras no intentes atacarme a mi o aparecerte —explicó sin mirarlo.
Draco miró hacia ma casa, las ventanas parecían cubiertas con algo y el césped de la entrada casi superaban el metro de altura.
—Lo que te mostraré ahora ni el ministerio sabe que existe, así que abre la boca y te echaré una imperdonable —amenazó al tiempo que sacaba una tela enrollada de su capa.
—Una capa de invisibilidad... —susurró mirando la fina tela—, ahora entiendo muchas cosas.
Harry les echo la capa encima y le hizo una seña para que se levantaran.
Entraron usando un simple alohomora.
La casa era un asco, las polvorientas ventanas se encontraban tapadas con periódico y el piso lleno de manchas que solo Merlin sabra su procedencia. Draco hizo una mueca de asco al ver correr un montón de cucarachas con los primeros pasos que dieron.
—Definitivamente este lugar está abandonado... no siento magia de ningún tipo y... —pasó la mano por la mesada llena de tierra—, dudo mucho que alguien esté viviendo aquí.
El rubio observaba el lugar con el ceño fruncido, asqueado por el mal olor, no es que ese lugar fuera muy diferente a Azkaban, pero él mínimamente mantenía su celda limpia y usaba hechizos de bajo nivel para no sentir tanto el nauseabundo olor a humedad y ratas muertas.
La madera del piso crujiendo llegó por el pasillo que daba los cuartos.
Draco y Harry se miraron, no hicieron faltas palabras, solo un asentimiento de cabeza y sus ideas se sincronizaron como por arte de magia. El auror caminó al frente con el mortifago cuidando su espalda, no tendría su varita, pero Harry sabía que el rubio era muy bueno con la magia sin varita.
Avanzaron con extrema cautela, sin emitir ni un ruido por el hechizo silenciador que lanzaron a sus zapatos. El pasillo se hacía más oscuro con cada paso que daban y el olor a ratas muertas provocó que inclusive Potter hiciera una mueca, quien ya estaba acostumbrado a sentir ese tipo de olores por su trabajo.
Llegaron a la única puerta que permanecía cerrada, Harry miró al rubio buscando en sus ojos la señal de que estaba preparado, pero el ojigris ya se encontraba totalmente concentrado en la puerta, esperando el momento de entrar.
Entonces el auror abrió la puerta de una sola y fuerte patada.
—¡Oficina de aurores! ¡No se mueva! —gritó al tiempo que pasaba apuntando su varita al hombre sentado en el sillón. Draco quiso pasar, pero retrocedió frunciendo el ceño y mirando el marco de la puerta.
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Cállate y obedece, Malfoy.
FanficDrarry/Harco Harry Dark Harry, el auror estrella del ministerio, perdió toda su bondad tras la muerte de Ginny -su mejor amiga y compañera de trabajo- durante una misión. Ahora le toca resolver un caso de tráfico de criaturas mágicas. El primer sos...